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Viernes 03/05/2024

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Ladridos, maullidos y otras canciones de amor

La de Chantal Lancelot es una vida entregada a su amor por los animales. En la Protectora de Animales Domésticos (PAD) acoge y cuida de tantas mascotas como puede, mientras espera a que vayan surgiendo familias interesadas en darles un hogar.

La de Chantal Lancelot es una vida entregada a su amor por los animales. En la Protectora de Animales Domésticos (PAD) acoge y cuida de tantas mascotas como puede, mientras espera a que vayan surgiendo familias interesadas en darles un hogar.
Como cada verano, se multiplican los casos de abandono Es capaz de hablarte de cada uno de ellos en particular: conoce sus nombres, sus historias y sus formas de ser. Como trabajadora concienciada con la situación de las mascotas, se le ve molesta cuando las personas no están a la altura de lo que se espera que un ser humano debe hacer cuando acoge bajo su techo a un animal de compañía: que sea consecuente con sus decisiones y responsable con sus compromisos.
Como cada verano, se multiplican los casos de abandono, “incluso este año más que el anterior, y muchos con menos de un año, lo que indica que familias que adoptaron el año pasado, tras el verano o en navidad, ahora se han dado cuenta de que no pueden cuidar de él”, nos cuenta. Y no es cuestión de no adoptar, sino de pensarlo antes. “La gente debe ser consciente de que si coges un cachorro es porque sabes que vas a poder hacerte cargo de él durante los próximos 15 años. Si no vas a poder comprometerte, puedes coger un animal viejo y hacerle feliz sus últimos años”, porque soluciones, hay.
En PAD, las mascotas tienen un cuidado integral. “Muchos vienen sin castrar ni vacunar, lo que nos supone un gasto que, entre la falta de espacio y de recursos, se nos hace muy difícil”, nos comenta, apuntando que más de una vez se ha tenido que llevar alguno a casa porque ya no les caben más.
El destino deseable de las mascotas de PAD es que las familias se acostumbren a la adopción, antes de optar, en la mayoría de los casos, por la compra, aunque reconoce que en España es muy poco lo que se mueve este mercado. “Tenemos la suerte de que muchos van a parar al extranjero, sobre todo a Alemania, Suiza, Suecia y Finlandia”. Todo antes que acabar en las perreras municipales, donde, como nos dice, “su supervivencia no estaría asegurada”.
¿Aman los animales? Ya saben donde.  

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