A pesar del endurecimiento de las normativas municipales en cuanto a los que dejan las cacas de su perros olvidadas en la vía pública, este asunto aún es de los que más preocupa a los vecinos de Mijas. Ya no es solo porque afeen nuestras calles, que por supuesto. O porque sea sucio, que también. Es que, como nos ha contado hoy Juana Godines, vecina de Las Lagunas, una vez se resbaló con una caca de perro y se fracturó una rodilla, un codo y varios dientes. Antiestético, antihigiénico y peligroso. No es raro, pues, que los vecinos estén hartos de esta lacra, como nos ha comentado Francisco Javier Gómez, un operario de Urbaser, que a diario recoge cacas de perro por todo el municipio.
El Ayuntamiento de Mijas ha puesto en marcha diversas campañas de sensibilización en relación a este problema. Por supuesto, “las mascotas no son el problema, el problema son algunos dueños”, como nos ha contado Miguel Ángel Camacho, adiestrador canino que, curiosamente, invierte menos tiempo en adiestrar a un perro que en educar a su dueño.
En los ‘Días de las Mascotas’, unas jornadas que puso en marcha la iniciativa Hecho en Mijas, todos hemos podido comprobar el nivel de compromiso y civismo que tiene la mayor parte de la ciudadanía. Cada día, en los parques caninos de Las Lagunas y Calahonda, decenas de vecinos acuden con sus mascotas para que estas hagan ejercicio y se relacionen con otros perros. Los usuarios de estos espacios son, en su mayoría, un ejemplo de respeto a las normas y de amor a los animales, por lo que son los primeros en quejarse de que se generalice.
Antiestético, antihigiénico y peligroso. No es raro, pues, que los vecinos estén hartos de esta lacra Hemos estado en el Parque Andalucía, donde Imanol Vidal, que estaba jugando con su niño en los columpios, se ha quejado de que en los jardines a veces se han encontrado cacas y que, incluso, los niños se manchan con ellas, con el consiguiente fastidio. Por su parte, Cecilia Serantes, en el parque canino de Las Lagunas, también se queja de que allí van madres con sus niños sin perro, lo que tampoco es normal y puede ser peligroso. Es decir, tenemos que acostumbrarnos a hacer un buen uso de los espacios: los de personas para personas, los de perros para perros y, en los comunes, máximo respeto.
Cuando surgieron las leyes que obligaban a recoger los excrementos de la calle, a todos nos pareció difícil que nos acostumbráramos a ello, pero lo cierto es que se ha convertido en lo más normal del mundo y que ahora lo raro es no hacerlo. Incluso hay cierta presión social hacia los incívicos, cuando son sorprendidos por otros vecinos dejando su regalito sobre las aceras.
A estas alturas de la película, parece mentira que las cacas de perro sigan siendo una de las principales quejas que los vecinos hacen llegar al Consistorio pero, como explicó Ángel Nozal hace unas semanas en su visita al programa de esta casa Informe de Gestión, el Ayuntamiento de Mijas va a ser inflexible con esta situación y que, si bien la creación de un banco de ADN de los perros va a suponer una gran inversión, se espera recuperar pronto por lo ejemplarizantes que van a ser las infracciones.
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