Guitarras que florean, voces que se templan y cuerpos que se mueven al mismo compás. Improvisación, miradas que se cruzan entendiéndose, dejando espacio para que cada uno tenga su momento de gloria. Respeto al género y a las tablas.
Pedagogía del duende. Así se enseña el flamenco en la peña Unión del Cante, implicando a sus alumnos en comprender y diferenciar los distintos palos, su historia y sus intérpretes. Hace unas pocas semanas que empezó el segundo curso de los talleres de guitarra, cante y baile que, en palabras de Lucas Luna, presidente de la peña, es de las mejores actividades que se desarrollan en el Lagar Don Elías, la nueva sede de esta asociación que ha permitido que estos talleres vayan un paso más allá.
Pedagogía del duende:Así se enseña el flamenco en la peña Unión del CanteEntre maestros y pupilos se ha conseguido una comunión muy especial. Los primeros están muy sorprendidos del buen nivel que los segundos están alcanzando. Los segundos, encantados de la cercanía y el saber de los primeros. Todos, implicados y con ganas de crecer. Solo poniendo en ello toda la pasión propia del flamenco, este puede ser enseñado y aprendido.
Los alumnos de cante y guitarra asisten juntos a clase, la tarde de los lunes. Las niñas del baile van los miércoles. Muchos vienen directos del trabajo, pero todos comparten la misma ilusión. Incluso quedan fuera de clase para repasar los palos y aprender a entenderse, porque como nos cuenta ‘el Petro’, profesor de cante, “esto lleva un tiempo, no es cuestión de hoy me aprendo la soleá y mañana ya estoy cantando por soleás”.
Y “enfrentarse al tablao y romper con la vergüenza”, como nos lo dice ‘el Rojas’, profesor de guitarra. O empezar por la base, “primero los tangos y las alegrías, y poco a poco iremos viendo compases más complicados”, en palabras de Elena, la profesora de baile.
La escuela de flamenco Unión del Cante ha crecido mucho este curso, gracias a todo esto y a que, con las nuevas instalaciones de la peña, las clases se desarrollan de manera más cómoda, con más espacio para cada disciplina. No hay cupos cerrados, el que esté interesado, que se acerque. Los talleres no son en absoluto caros y el ambiente que se respira es genial.
Y, a final de curso, a prepararse para el examen, el más complicado de todos, el escenario, donde ya no valen excusas, donde hay que brillar con luz propia y, con generosidad, entregar tu arte al respetable. Así, entre todos, construyen esta preciosa historia, de amor y respeto por nuestras raíces, de cuidar un legado que nos pertenece y que es labor de todos que se mantenga en el tiempo.
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