La prueba irrefutable de que la discapacidad no está reñida con la profesionalidad la tenemos en el Hipódromo Costa del Sol. Y es que, al margen de la gran participación, la presencia de jinetes de alto nivel y la repercusión en el ámbito nacional e internacional, la competición de salto disputada en estas instalaciones durante el pasado mes de noviembre nos dejó un buen ejemplo de integración.
La organización del Equestrian Tour Costa del Sol decidió contratar los servicios de la empresa Centro de Mantenimiento de Mijas (CDM), y lo hizo por un motivo muy claro: dar la oportunidad a una plantilla de nueve trabajadores, el 80% con discapacidad auditiva, de mostrar sus capacidades en un evento como fue la Autumn Cup. “La dirección del evento apostó por nuestro modelo de trabajo y la verdad es que nosotros estamos contentísimos porque el cliente ha quedado satisfecho”, apunta el gerente de CDM, Bruno Ribera.
Según Ribera, “no hemos hecho más que recibir felicitaciones, porque los empleados han sabido demostrar su capacidad de trabajo”. Dedicada principalmente a labores de jardinería, limpieza y mantenimiento de urbanizaciones y comunidades de propietarios, para esta empresa, estar presente en este prestigioso concurso ha supuesto todo un reto.
Durante varias semanas, los empleados se han encargado de mantener los aseos en perfecto estado de revista, así como la zona VIP, oficinas y caballerizas. “Ampliamos nuestra plantilla puntualmente para realizar este trabajo, pero como el contrato con el hipódromo es por un año, la idea es contar con las mismas personas de cara a próximas competiciones, como la Winter Cup”, puntualiza Ribera.
Grandes profesionales
Con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años, la plantilla de trabajadores que ha prestado servicio en el hipódromo durante la Autumn Cup ha estado compuesta en su mayoría por mujeres, “simplemente, por el tipo de trabajo que tenían que realizar. Es más fácil que una mujer entre a adecentar un baño de caballeros que al contrario”, explica Bruno.
“A veces, las personas con discapacidad tienen tanta necesidad de demostrar que saben hacer bien las cosas, que cuentan con una gran voluntad”, completa. De hecho, no ha hecho falta ningún intérprete para que la comunicación haya sido fluida y ellos mismos se han ocupado de informar de cualquier desperfecto al personal del hipódromo.
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