La Policía Local de Mijas intervino el pasado 1 de septiembre en un hurto de 28 latas de un kilo de atún en conserva que realizaron, supuestamente, cuatro mujeres en un supermercado de La Cala. La responsable del establecimiento decidió no denunciarlas, pese a que ella misma había requerido la presencia policial en dicho lugar por este hecho. Después los agentes decidieron registrar el vehículo en el que se desplazaban estas mujeres, en cuyo maletero descubrieron 22 botellas de bebidas alcohólicas y algunos productos más, de los que no pudieron acreditar que habían sido comprados en otro establecimiento.
Los hechos ocurrieron el pasado lunes sobre las 18:40 horas, cuando la Jefatura de la Policía Local recibió una llamada de la encargada de un supermercado de La Cala asegurando que tenía retenidas a cuatro mujeres por hurtar 28 latas de un kilo de atún en conserva. Hasta el lugar se desplazó una unidad para confirmar que, efectivamente, junto a las cuatro mujeres que indicaba estaban apilados los 28 recipientes, más dos de leche en polvo.
Ante esto, los policías procedieron a identificarlas, resultando ser todas residentes de Málaga y con edades comprendidas entre los 23 y los 36 años de edad. Además, se daba la circunstancia de que las cuatro tenían numerosos antecedentes por hurtos similares. Sin embargo, cuando los funcionarios le ofrecieron la posibilidad de formular una denuncia contra ellas, la responsable del local decidió no hacerlo.
Pese a ello, y dados los antecedentes que pesaban sobre las supuestas hurtadoras, los agentes decidieron registrar el vehículo donde viajaban para comprobar si llevaban dentro algún producto sospechoso de haber sido robado.
Unas pesquisas que se confirmaron al abrir el maletero del coche, ya que en su interior había hasta dieciséis botellas de güisqui de tres marcas distintas y seis de ron de dos marcas diferentes, todas ellas precintadas todavía. Además, también había un bote de leche el polvo, unos zapatos para bebé y una caja de café en cápsulas, todas sin abrir.
Entonces, los policías les reclamaron un comprobante que demostrara que esos productos habían sido adquiridos de forma regular. Pero ninguna de las cuatro mujeres pudieron aportar ni un ticket ni ninguna factura. Por ello, no tuvieron más remedio que requisarlos y trasladarlos a la Jefatura a la espera de que alguien pueda demostrar su procedencia.
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