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Sábado 23/11/2024

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La depresión tiene precio

En numerosas ocasiones la Organización Mundial de la Salud –OMS- y distintos profesionales de la salud mental

En numerosas ocasiones la Organización Mundial de la Salud –OMS- y distintos profesionales de la salud mental, han hablado de la repercusión que alcanzan las enfermedades mentales.

¿Por qué hablar pues, una vez más de ello? En esta ocasión quienes hablan de las enfermedades mentales son los expertos en economía. El Foro Económico Mundial anuncia que “no hay progreso económico sin salud mental”.

La OMS ha luchado muchos años para hacer ver a los responsables de las políticas sanitarias que “no hay salud sin salud mental”. Y además en la actualidad sin salud mental no se puede frenar el gasto económico.

Recordemos que salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.

A día de hoy la salud mental es un problema que genera un gasto insostenible, arrastra el 1,3 % del PIB mundial. Ha dejado de ser sólo un problema para aquellos que lo padecen y su entorno. La enfermedad mental está presente para la economía y tiene que empezar a estarlo para los políticos.

En un informe, realizado por el Foro Económico Mundial junto con la Facultad de Salud Pública de Harvard, se ha estudiado por primera vez en la historia el impacto económico de las cinco enfermedades crónicas más frecuentes: el cáncer, la diabetes, los trastornos cardiovasculares, las enfermedades respiratorias y los trastornos mentales.

Los trastornos mentales resultan los más costosos, siendo responsables de más del tercio de todo este gasto económico. Dentro de los trastornos mentales, la depresión es el más incapacitante, por encima de casi cualquier dolencia física.

¿Se ha conseguido frenar ya ese gasto? Según el estudio, irá en aumento progresivo hasta el año 2030. Además hay que tener en cuenta, que las personas con trastorno mental presentan una probabilidad mayor para desarrollar a su vez otro tipo de patologías crónicas, así que el coste verdadero de los trastornos mentales puede ser incluso superior.

¿Es sólo un gasto sanitario? Hay además muchos costes indirectos: la pérdida de empleo, el gasto que suponen a los cuidadores principales, la discapacidad crónica que generan, y que, a menudo, comienza de manera temprana en la adolescencia.

¿Qué pueden hacer los políticos? La incidencia de las enfermedades crónicas se puede reducir. En el caso del cáncer, las enfermedades cardiovasculares, los trastornos respiratorios y la diabetes, las OMS proporcionó una serie de recomendaciones para su prevención basadas en la promoción de hábitos de vida saludables.

También se pueden prevenir las enfermedades mentales proporcionado clases de educación emocional o conocimiento de la psicología humana desde la infancia, o facilitando apoyo en las situaciones de cambio.

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