El soniquete de la televisión inunda los rincones de una casa de marcado carácter andaluz. Sin embargo, en esta morada, los azulejos y las flores compiten en espacio con los numerosos reconocimientos que atesora su morador, un hombre que, a sus 91 años, puede presumir de haber hecho casi de todo para ganarse la vida. Estamos en la casa de Paco Trúncer, uno de esos vecinos que ponen rostro a un tiempo difícil y a una época que parece que nunca existió, un emprendedor que, partiendo prácticamente de cero, ha conseguido que su apellido sea reconocido por generaciones de mijeños y fuengiroleños que, por herencia de su padre, lo llaman cariñosamente Paco ‘el relojero’: “Mi padre hacía relojes, de ahí el mote”, explica nuestro protagonista, “pero yo, desde que era un niño, siempre tuve la necesidad de montar mi propio negocio, de dar rienda suelta a mis inquietudes”. Y así fue. Con apenas 12 años, el niño Trúncer abrió un puesto de castañas, donde vendía también batatas y membrillos cocidos. A partir de ahí, trabajó como peluquero, sorteó las vicisitudes de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial, regentó un puesto de verdura, trabajó en una fábrica de aparatos de radio y hasta en un campamento donde veraneaban francesas en la zona del hotel Alhamar. De todo un poco, hasta que en 1953 abrió la heladería Trúncer, en la que él mismo preparaba los helados y las granizadas.
La fama de la heladería fue tal que consiguió la exclusividad en la provincia de Málaga de los famosos helados Camay (Camy, en la actualidad). Aquello dio un gran impulso al negocio y propició la apertura de varios quioscos de helados, llegando a tener 20 trabajadores contratados.
Paco Trúncer,conocido también como ‘El Relojero’, es un referentedel carácter emprendedor de los costasoleñosDurante más de 40 años, esta fue la principal actividad de Paco, aunque, como buen emprendedor, ha estado presente en gran parte de los actos y eventos de Mijas-Fuengirola: “Las rifas, la organización de ferias y las verbenas han supuesto una parte muy importante de mi vida. Yo vi en ese tipo de actividad una oportunidad de negocio para mí, así como una manera de ayudar a mis vecinos”. Y es que muchos de los reconocimientos que atesora este hombre le han llegado por esta vía, por saber ‘mover’ al pueblo para contribuir con la causa de los más desfavorecidos y por implicarse en las tradiciones de una zona tan particular como la Costa del Sol.
Entre la innovación y la tradición
Paco es una de las personas imprescindibles cuando hablamos de celebraciones y eventos en el entorno de Mijas y Fuengirola. Empezó llevando el bar de los dos clubes de fútbol de Fuengirola, el CD Suel y el CD Fuengirola y, a partir de ahí, empezó a desarrollar sus famosas rifas. En las corridas de toros lo podíamos ver vendiendo bebidas y, en el año 1963, organizó su primera verbena del Veraneante en Fuengirola, que se desarrollaría en los primeros compases de agosto durante los siguientes seis años, con la participación de artistas de la talla de Julio Iglesias o Marisol.
En el año 1967, inició la Feria y Fiestas de San Juan, en el Boquetillo, celebración que, hoy en día, se ha convertido en una de las más importantes de la localidad fuengiroleña y a la que llevaba artistas como Mari Trini, Miguel Ríos o Los Chichos. Todo esto le valió para convertirse en el encargado de la Caseta de la Feria de Fuengirola, de los Boliches, del Boquetillo y también de Mijas Pueblo.
Su capacidad para organizar fiestas hizo que planease una gran verbena en La Cala de Mijas, una festividad que sería precursora de la actual feria caleña. Y es que Paco siempre ha sabido trasladar sus ganas de hacer cosas nuevas al resto de vecinos: “Hablando con unos amigos de La Cala, me propusieron hacer algo allí. Hablé con el entonces alcalde Miguel González Berral y me dio los permisos”, explica Paco. “Hicimos la verbena durante tres días, en julio, con motivo de Santiago y Santa Ana. Tuvimos 200 bombillas, contraté una línea de autobuses entre Fuengirola y La Cala y llevé grandes artistas como Antonio Machín, Emilio El Moro o Los Marismeños”. Eso sin contar con los concursos de Reina de La Cala y Reina del Turismo, que dieron empaque a esta celebración.
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