Llegó como un torbellino e insistía en cómo podía controlar su impaciencia. “A ver, parcialicemos un poco, ¿qué le produce impaciencia?, ¿para qué quiere paciencia? Tenemos un trabajo por delante, le hacen falta claves para entender de qué exactamente se trata su impaciencia y cuál es su origen”. Vida corta tienen las fórmulas de autocontrol que le permiten no explotar pero que, sin embargo, le mantienen por dentro con pura cólera.
Y también vida corta tiene repetir a modo de mantra: tener paciencia, tener paciencia, tener paciencia… Le animo a que empiece su análisis para cernir una respuesta a su medida.
Necesitamos de paciencia en situaciones de distinta importancia. Así, nos encontramos que hay que tener paciencia frente a los avatares de la vida cotidiana: colas, burocracia, tráfico. También hay que tener paciencia para alcanzar logros, en el sentido de que cada proceso tiene su propia exigencia y hay que lidiar con la caída del deseo, con la falta de ganas, con la infructuosidad, con la mala suerte.
Paciencia con las demás personas, entendiendo que, aunque semejantes, también somos diferentes, cada uno tiene su propia realidad y cada uno está en un momento determinado. Y paciencia con usted mismo, para descubrir quién es, libre de todo ideal, de todo condicionamiento familiar o social, para conocer cuál es el estilo que le está imprimiendo a todas sus relaciones.
En ningún caso, la paciencia no es para dominar ni para cambiar a otros, hay que rendirse en el intento de creer que hay una forma ideal de vivir. Tampoco la paciencia es para vivir resignado. Ni tampoco hay que confundir paciencia con lentitud: hay muchos lentos impacientes, y gente rápida con mucha paciencia.
Podemos pensar la paciencia como una consecuencia de aceptar la diferencia con los demás, como consecuencia de aceptar que pocas cosas coinciden con nuestro pensamiento. Además, albergaría más paciencia si entendiese que cualquier decisión que tomemos es siempre una apuesta sin garantías. También si respetase el tempo de las cosas, como las melodías, que cada una tiene su ritmo.
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