Una mujer de nacionalidad rusa, cuyo nombre coincide con las iniciales Y.N., nacida en 1986, y vecina de Málaga, ha sido detenida en Las Lagunas de Mijas, tras propinar un puñetazo a un agente, insultar gravemente y amenazar de muerte a las  familias de los policías locales que practicaron su arresto después de mantener una pelea en el rellano de un edificio con un amigo de origen ucraniano.

Los hechos se produjeron al filo de la 1.45 horas de la madrugada del domingo, cuando la Policía Local recibió una llamada de un vecino alertando de que en el rellano de su edificio se estaba produciendo una pelea y que en el suelo había un rastro de sangre.

Los agente se desplazaron hasta el interior del edificio, donde se encontraron a un hombre (O.B., de  nacionalidad ucraniana y nacido en 1984) en evidente estado de alteración, desprendiendo un fuerte olor a alcohol y que presentaba diversas magulladuras y erosiones, así como una herida sangrante.

En el descansillo, los policías actuantes descubrieron a una mujer tirada en el suelo, que parecía dormida. Mujer que también presentaba una herida sangrante y desprendía olor a alcohol, que cuando los agentes se interesaron por su estado se incorporó profiriendo gritos insultantes contra los agentes, así como amenazas de muerte contra sus familias.

Los policías le pidieron en varias ocasiones que se calmara, si bien ésta hizo caso omiso a las indicaciones, elevando su tono. Interrogada sobre qué había pasado, ésta se negó a contestar y se dirigió a los agentes diciéndoles “policías de mierda” y “yo sé cuáles son mis derechos”.

Tras varias indagaciones, los agentes averiguaron el que ucraniano vivía de alquiler en una habitación de una vivienda del edificio y que la mujer había pasado con él dos noches. La casera decidió expulsarles como consecuencia de la alteración que habían provocado la misma noche de los hechos.

El ucraniano declaró a la policía que la mujer rusa le propinó un empujón a consecuencias del cual cayó por las escaleras, iniciándose acto seguido una pelea entre ambos.

La mujer rusa, lejos de deponer su actitud, se mostró cada vez más violenta, llegando incluso a lanzar un puñetazo contra uno de los policías, siendo necesaria la intervención de cuatro agentes para conseguir su arresto. Una vez en la Jefatura de la Policía Local, amenazó de muerte a mujeres e hijos de los agentes, asegurando que su familia rusa los encontraría y mataría. Tan sólo se tranquilizó una vez encerrada en los calabozos, de donde fue puesta a disposición de la autoridad judicial.

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