Es su responsabilidad como juez de menores la que le autoriza a destapar las incongruencias de una legislación contradictoria, unas leyes que despojan a padres y madres de su legitimidad como educadores. Altavoz de quienes llevan años denunciando que algo falla en la crianza de nuestros hijos, el magistrado del Juzgado de Menores Único de Granada, Emilio Calatayud, llegó a Mijas en la tarde del jueves 8 de noviembre para hablar de lo que mejor sabe; de menores, de relaciones con sus progenitores, de dudas e inseguridad, de botellón, drogas, nuevas tecnologías y leyes. Lo hizo en el Teatro Las Lagunas, recinto que, al poco de anunciar el evento, colgó el cartel de no hay billetes. Un ejemplo de la expectación que levanta su ‘Decálogo de cómo educar a un delincuente”, conferencia ofrecida en directo por Mijas 3.40 TV y Radio Mijas, pensando en quienes no pudieron conseguir una de las entradas gratuitas dispuestas por el Ayuntamiento de Mijas. Horas antes de dicho evento, Mijas Semanal ha podido conversar con el propio juez en una entrevista en exclusiva.
Mijas Semanal. ¿Cómo se siente al ser un referente de lo que piensan muchos padres y madres pero no se atreven a decir?
Emilio Calatayud. Es cierto que mucha gente piensa lo mismo que yo, pero, por desgracia, a veces, no nos atrevemos a decirlo. Por eso creo que en materia de menores hay que hablar claro y llamar a las cosas por su nombre. Muchas veces se está hablando de que habría que bajar la edad de la mayoría de edad, en ese sentido, pienso que los menores cada vez son más niños, más inmaduros, en todo caso, habría que alargarla. A los hijos se les habla de derechos, no de deberes. Se desautoriza a los padres, se les quita la posibilidad de corrección y eso crea muchas dudas y mucha inseguridad. En este sentido, yo lo tengo claro y creo que hay que hablar de ello porque es la única forma de entendernos. A los chavales hay que saber decirles que no, con cariño y con respeto, se es padre, no amigo de los hijos, pensar en lo contrario es una equivocación.
M.S. ¿Quién le ha quitado esa potestad a los padres?
E.C. El legislador hace dos o tres años cambió el Código Civil y se suprimió la posibilidad de corregir razonable y moderadamente a los hijos. Y esto es así, como que el otro día, en una jornada de los jueces de menores de España, solicitamos que se vuelva a incorporar en el Código Civil la posibilidad de corregir a los hijos, porque ahora mismo, a los padres se les ha privado esa posibilidad, sin embargo, se les exige mucha responsabilidad de todos los comportamientos que hacen los hijos y eso es complicado.
“Me parece una barbaridad que en España una criatura de 13 años pueda consentir relaciones sexuales”
M.S. ¿Ha tenido algo que ver la educación que recibieron, en su día, los padres de hoy?
E.C. Sí. Yo provengo de una educación preconstitucional y cuando nos ha tocado ejercer de padres, hemos tenido complejos y no hemos querido que nuestros hijos pasen lo que nosotros hemos pasado, al parecer se ve que todos lo hemos pasado muy mal y hemos pasado de un extremo a otro. No hemos sabido decir que no a los niños, se consiente y ahora pagamos las consecuencias. Yo creo que la gente que se ha criado en democracia, los padres de ahora, no tienen esos complejos, pero seguimos pagándolo a nivel familiar, a nivel escolar y a nivel social. Incluso los que nos gobiernan tienen muchos complejos a la hora de decir no muchas veces.
M.S. El concepto de familia está cambiando, algo que también afecta a la educación en cierta medida.
E.C. La familia en España es una pieza fundamental, incluso ahora se está notando que gracias a la familia, no nos estamos dando de tortas en la calle como consecuencia de la crisis. Creo que lo que hay que hacer es apostar por ella y apoyarla. Quizás esté cambiando un poco la estructura familiar, pero el concepto se mantiene y gracias a eso estamos aguantando bastante el tirón de la crisis, como te digo. Es fundamental en el aspecto educativo de las personas, es la célula de la sociedad y aunque se hagan políticas o mensajes de que la familia va a cambiar, pienso que es fundamental y hay que apoyarla, es la base de todo.
M.S. ¿Hacen falta más leyes dentro de la familia?
E.C. No, no hacen falta más leyes, lo que hay que hacer es pensar con sentido común, adecuando las leyes a las edades de los menores, que tenemos unas contradicciones tremendas. Por ejemplo, me parece una barbaridad que en España una criatura de 13 años pueda consentir relaciones sexuales, pero como no tiene 14, no puede ser acusada de un delito. Me parece una barbaridad que una chica de 12 años se pueda comprar la pastilla del día después y sin embargo no pueda mantener relaciones sexuales. Me parece una barbaridad y una contradicción, que una cría de 16 años pueda abortar sin consentimiento de sus padres y sin embargo no pueda comprar tabaco, ni prestar declaración ante el juez si no es acompañada por sus padres. Creo que tenemos unas contradicciones tremendas que convendría aclarar para después actuar con sentido común.
M.C. ¿Qué le dice a quienes le piden consejo, más que como magistrado, como padre?
E.C. Pues que yo no doy consejos para ser un buen padre, porque no sé ni siquiera si yo lo soy. Yo he estudiado para juez no para ser padre, eso es muy complicado. El único consejo que puedo dar es que sean padres, que no sean amigos, que actúen con sentido común y que no tengan complejos. Yo siempre pienso que no soy el amigo de mis hijos, soy su padre y siempre estaré ahí. Además, si yo me convierto en amigo de mis hijos muero como padre, mis hijos se quedan huérfanos, los hijos son hijos, los padres son padres y yo no puedo ser amigo porque estoy dejando a mis hijos huérfanos y no es plan.
M.S. ¿El juez Calatayud aplica lo que predica?
E.C. Lo intento. Intento hacerlo y creo que es la única forma de tirar hacia delante. Es como cuando digo que el profesor tampoco debe ser colega del alumno. En este país, nos ha dado miedo a hablar del principio de autoridad porque recuerda a tiempos pasados y no tienen nada que ver, yo tengo que tener autoridad sobre mi hijo, el profesor tiene que tener autoridad sobre los alumnos, porque no somos iguales y si lo fuéramos, unos más que otros.
“En torno a un 20% de los delitos que juzgamos son delitos de malos tratos de hijos hacia sus padres”
M.S. Precisamente, como dice, hay quienes confunden autoridad con falta de democracia.
E.M. El principio de autoridad es un principio fundamental en un estado democrático y de derecho, a veces confundimos autoridad con autoritarismo, y no tiene nada que ver. Los padres tienen que tener autoridad suficiente sobre sus hijos, y el menor tiene que reconocer esa autoridad. También hay que ver cómo se ejerce esa autoridad, tiene que ser con cariño, con respeto, pero teniendo autoridad sobre el hijo y sin que la ley quite dicha potestad.
M.S. ¿Son por tanto los padres el origen del problema?
E.C. Sí, porque son los principales responsables de la educación de los hijos, después están los complementos de la escuela y de la sociedad, pero por desgracia, muchas veces los padres se encuentran que tienen que ir contracorriente.
M.S. ¿Acaso los padres han perdido la confianza para ejercer como padres?
E.C. Están asustados, es que no es para menos. Hoy día tener un hijo es muy complicado y por eso es normal que muchos padres están asustados. Ahora,estamos detectando, cosa que hemos fijado en las conclusiones los jueces de menores, que uno de los delitos que más se están disparando es el maltrato de hijos a los padres, estamos incoando muchos procedimientos, en torno a un 20% de los delitos que juzgamos son delitos de malos tratos de hijos hacia sus padres.
M.S. ¿Y qué lectura podemos hacer de ello?
E.C. Que nos hemos equivocado, que se les habla a los menores de derechos y no de deberes. No ha interesado transmitir a los niños que tienen el deber legal de obedecer a sus padres. No es tan solo un deber moral, también es un deber legal, los niños tienen el deber de obedecer y respetar a sus padres, así como contribuir con las cargas familiares.
M.S. ¿Hay marcha atrás?
E.C. Siempre tiene que haber marcha atrás, puede haber marcha atrás. Creo que esa devolución de la autoridad es fundamental pero hay que recuperar, como digo, el equilibrio entre derechos y deberes. En el término medio está la virtud.
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