La Semana Santa de Mijas vivió con pasión un Martes Santo que protagonizó Nuestro Padre Jesús de Medinaceli. Aunque la tarde comenzaba con la mirada puesta en el cielo por el pequeño chubasco que protagonizó los minutos previos a su salida procesional, la solemnidad de Jesús de Medinaceli recorrió las calles laguneras en una noche en la que no faltó la emoción y el respeto.
La imagen de Jesús preso tras ser juzgado por Pilatos centró toda la atención de los devotos y feligreses que se agolparon en las calles de Las Lagunas en una noche en la que no le faltó acompañamiento allí por donde iba. Tras su salida desde la parroquia San Manuel González, afrontó un recorrido de más de dos horas que llevó al cortejo por las calles: Fucsia, Abedul, Encina, Córdoba, Ciprés, Federico García Lorca, Clavel y avenida Los Lirios en la no faltaron momentos especiales dedicados a personas con un gran papel en el grupo.
Fue el capataz del trono, Javier Antonio García, quien quiso ceder su mazo al párroco de Las Lagunas, Manuel Jiménez, a la albacea general, Felicidad Segurado, y a uno de los hermanos que más han colaborado, Eduardo Ríos, durante diferentes momentos del recorrido para que dieran el toque de campana. Un acto muy emotivo para todos ellos.
Por otro lado, los niños también fueron los protagonistas del desfile ya que la chiquillería forma una parte muy importante de esta procesión. Este año, fueron alrededor de ochenta los niños de entre 3 y 11 años los que participaron portando varas o velas que iluminaron el camino del señor. La mayoría de ellos, niños que actualmente se forman en catequesis para realizar su primera comunión.
Al son de las marchas interpretadas por la Agrupación Musical de Las Lagunas, 36 portadores, hombres y mujeres, llevaron sobre sus hombros este trono que iba decorado con flores en tonos morados y rojo sobre una cama de romero que iba dejando el aroma por las calles del núcleo. Este año, como novedad, estrenaban las terminaciones de los varales con la insignia de Medinaceli, un regalo del antiguo párroco, José María Ramos, y tres varas de mando.
El reloj marcaba las 22 horas cuando el trono regresaba a su templo y una multitud lo esperaba en los jardines de la parroquia para despedirse hasta el próximo año.
Un total de 36 hombres y mujeres portaron con devoción un trono que estuvo acompañado por las marchas de la Agrupación Musical de Las Lagunas. Además, formaron parte del cortejo alrededor de 70 niños y niñas de entre cuatro y nueve años.
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