En 2012, el Carromato de Mijas cumple 40 años abierto al público. Este museo, uno de los más curiosos de todo el país, renueva su colección de miniaturas coincidiendo con esta fecha con la intención de seguir haciendo soñar a grandes y pequeños.
Mijas es famosa por muchas cosas. Sus calles blancas, sus burro taxis, sus playas... pero también por albergar el primer museo mundial de miniaturas. El Carromato del profesor Max, un reputado ilusionista que después de muchos viajes se instaló en el municipio, abrió sus puertas en el año 1972 y, desde entonces hasta nuestros días, ha sorprendido a grandes y pequeños con una diminuta colección de piezas insólitas.
Ahora, con 40 años recién cumplidos, este pequeño gran museo afronta una nueva etapa de la mano de la Asociación Afesol, de ayuda a las personas con enfermedad mental, que gracias a un convenio suscrito con el Ayuntamiento mijeño, ha asumido la concesión del espacio expositivo.
Y es que las circunstancias del Carromato no eran muy favorables en los últimos tiempos. Deteriorado y con pérdidas económicas, el Consistorio se estaba planteando incluso su cierre cuando Afesol tuvo noticia de ello: “Personalmente, le tengo mucho cariño a este lugar”, afirma la presidenta de Afesol, Conchi Cuevas.
“No en vano trabajé aquí hace 40 años, cuando se puso en marcha el Carromato. Me daba mucha pena pensar que podría desaparecer y, al mismo tiempo, pensé que gestionarlo podría ser una buena forma de conseguir fondos para nuestro colectivo”.
Una nueva etapa: Afesol
Dicho y hecho, Afesol se reunión con el equipo de Gobierno, se llegó a un acuerdo y se empezó a trabajar. Unos meses después de asumir la concesión (en abril de 2011), los resultados son más que evidentes. La colección de miniaturas, compuesta por unas 380, se ha incrementado con 12 más y continuará ampliándose en los próximos meses.
Se ha arreglado el interior del espacio y se han comprado nuevos microscopios y focos, todo para que el visitante disfrute al máximo de una visita muy especial. También el Ayuntamiento ha hecho una apuesta por este lugar y ha instalado una rampa de acceso para personas discapacitadas, al tiempo que está trabajando en la mejora del entorno.
Conchi Cuevas lo tiene claro. El esfuerzo merece la pena, sobre todo, al ver la cara de satisfacción de los visitantes: “El público está disfrutando mucho de la visita. Antes, en los 70 y 80, era un sitio de obligado paso. Sin embargo, con el tiempo, ha ido cayendo en el olvido. Nosotros queremos ponerlo de nuevo en valor”.
Cuevas afirma que el Carromato es una de las señas de identidad del Pueblo, con un fuerte valor cultural y turístico, y ahora, con un nuevo añadido: “cediéndonos la gestión a Afesol, el Ayuntamiento ha conseguido también un valor social, ya que el dinero que recaudemos se destinará a proyectos que mejorarán la calidad de vida de los afectados por enfermedad mental”.
Con este nuevo cometido, el Carromato de Mijas se asoma al visitante con la intención de estar más vivo que nunca y de hacernos soñar con un mundo tan diminuto que, en ocasiones, solo puede descubrirse a golpe de microscopio.
En Mijas se esconde algunas de las maravillas más pequeñas del mundo.
La Alhambra de Granada, el Taj Mahal de La India, un grupo de pulgas disecadas vestidas, un escrito sobre un cabello humano, una cabeza humana reducida por los indios jíbaros y así hasta contabilizar cerca de 400 miniaturas. Todo esto se esconde en el Carromato de Mijas, un museo de hermosas piezas diminutas.
El Carromato de Mijas alberga una extensa colección de miniaturas de importante valor, que deja con la boca abierta a todo aquel que la contempla. Sobre materiales tan inverosímiles como un grano de arroz, un cabello humano, un trozo de corcho o la cabeza de un alfiler podemos descubrir todo un mundo a pequeña escala.
Muchas se pueden contemplar a simple vista, mientras que otras, las microminiaturas, necesitan de un microscopio.En el elenco de obras, además de las ya mencionadas en la parte superior, destaca, por ejemplo, el retrato de Lady Di pintado al óleo en la cabeza de un alfiler; un torero, también pintado al óleo sobre la misma superficie; el Titanic sobre un grano de arroz.
Tampoco podemos olvidarnos de un escrito sobre un cabello humano, la figura de un hombre y una mujer realizados en chicle o un conjunto de mosaicos florentinos realizados con pajitas y maderitas.
El sueño de un hombre llamado Max.
Mijas tiene la suerte de acoger el primer Museo Mundial de Miniaturas pero, ¿cómo llegó hasta el municipio mijeño esa pintoresca colección? El profesor Max, un reputado hipnotizador, recaló en Mijas e hizo su sueño realidad en este rincón.
Juan Elegido Millán, conocido por su sobrenombre artístico de Profesor Max, nació en Brihuega (Guadalajara). Estudió Medicina, fue maestro, practicante, estuvo en la Escuela de periodismo de ‘El Debate’ y también fue un hipnotizador y mago autodidacta reconocido en todo el mundo. Bohemio y viajero, su gusto por las antigüedades le llevó a coleccionar objetos pequeños, según él, por no disponer ni de dinero ni de una casa grande.
Viajó por toda Europa y África con el espectáculo ‘Un hombre y una maleta forman el espectáculo más grande del mundo’. Precisamente, del continente africano podemos encontrar muchas piezas en su colección, como la cabeza del hombre blanco reducida, de la que Max contaba orgulloso que había sido analizada por el FBI, avalando su autenticidad. Desgraciadamente, el profesor falleció en un accidente de tráfico en 1975, solo 3 años después de la apertura del Museo en Mijas.
La asociación Afesol gestiona desde abril de 2012 el Museo de Miniaturas de Mijas.
Después de 40 años abierto, el Carromato de Mijas inició una nueva andadura en abril de 2012. Fue ese el momento en el que el Consistorio y la asociación llegaron a un acuerdo para que esta última se encargase de la gestión del Carromato.
Era un símbolo de Mijas. Sin embargo, su mala gestión en los últimos tiempos lo habían puesto en peligro. El Carromato de Mijas estaba a un paso del cierre cuando Ayuntamiento y Afesol llegaron a un acuerdo para que la asociación se hiciera cargo de su gestión en abril.
Ahora, después de tres meses y de mucho trabajo, los responsables del colectivo se atreven a hacer balance. Han contratado a tres personas para la atención al público, han arreglado desperfectos en el interior, han añadido nuevas piezas a la colección y, lo que es más importante, han vuelto a atraer al público hasta este recinto: “La gente sale feliz, satisfecha con la visita. Y eso es muy importante para nosotros.
Hay que decir que estamos haciendo mucha promoción, hablando con turoperadores, con establecimientos hoteleros y parece que, poco a poco, ese esfuerzo va dando resultados”, explica la presidencia del colectivo, Concha Cuevas.
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