Este pasado fin de semana hemos visitado el rastro de Calypso, un punto donde encontramos artículos de segunda mano: ropa, decoración, joyas y otras antigüedades en perfecto estado. Todos los domingos, los diferentes vendedores instalan sus puestos tratando de dar una segunda vida a diferentes artículos.
Los vendedores aseguran que ofrecen productos de la mejor calidad, “bolsos de cocodrilo, bolsos modernos, chaquetas de piel de calidad, siempre piel”, dijo Elisa, una de las vendedoras.
Cuando algo nos deja de gustar o ya no lo usamos pensamos que la vida de ese producto ha llegado a su fin, pero lo que para nosotros es algo antiguo e inservible, para otra persona puede ser una ‘joya’. Muchas veces, si estos artículos no se nos presentan en las mejores condiciones, no somos capaces de imaginarlos en nuestro armario o nuestra casa y optamos por comprar en tiendas tradicionales. “Donde la gente no ve, yo veo. Hago una búsqueda muy intensa, tengo ojo, que es lo primero, el gusto, vendo lo que me gusta”, afirmó Elisa.
Comprar en rastros es una forma de ayudar al medio ambiente, ya que se fabrican menos productos y se alarga la vida de los que ya existen. “Yo creo que ya se produce un montón de ropa y la gente después lo tira a la basura, eso no es bueno. Si las cosas todavía se pueden utilizar no hay que tirarlas a la basura, es mejor darlas a otra persona o que alguien lo compre”, señaló Ana, una compradora habitual del mercadillo.
Además, aquí podemos encontrar auténticos tesoros a precios más bajos de lo habitual, “a veces se pueden encontrar cosas muy bonitas y muy baratas. Encuentras ropa que no vas a encontrar en las tiendas y al final te puedes vestir de una manera más original que comprando lo que todo el mundo compra en los centros comerciales”, comentó Ana.
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