La procesión ha sido vivida intensamente por los hermanos de la archicofradía en unas calles llenas de vecinos y visitantes que se han visto sorprendidos por la belleza del trono, entre el aroma a rosas y una imagen que portaba la corona regalada por el pueblo de Mijas. La salida fue al mediodía en una soleada mañana, el viento se paró por primera vez en muchos días, para que las velas de la candelería alumbraran a la Virgen de Los Dolores. La música de la banda La Soledad de Cantillana, sonó como ese aire que mece el sentimiento más profundo, partituras de una belleza espectacular a la altura de la jornada. Cuesta de la Villa, miradas, flores, fotos, imágenes de una escena de otros meses que se da en diciembre por motivo de la pandemia. Plaza de la Constitución, la puente, la historia de un lugar que vió pasar a muchos tronos y que ahora luce radiante. Calle Coín y el trono más cercano. Carril directo hasta la plaza de la Libertad, donde se liberaron los aplausos al mecerse el trono, despacio, casi durmiendo de un lado a otro con la nana de los acordes musicales en respetuoso saludo ante su ermita de San Sebastián. Y el baile y la música más mijeña desde la Casa Museo. Calle Málaga y los balcones asomados ante tanta elegancia de incienso. Calle Charcones, calle de esta hermandad, y su Casa Hermandad para cerrar, con aplausos, campanillas, himno, y muchas lágrimas de emoción una celebración tan preparada. Mijas se coronó, dorada, con la luz de una madre, en una procesión colosal.
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