El pasado domingo, 25 de julio, el refugio Donkey Dreamland celebró en sus instalaciones de La Cala de Mijas un evento benéfico en el que participaron artistas y agricultores sostenibles de la comarca. Todo el dinero recaudado se destinó a este santuario que, actualmente, tiene en acogida a una veintena de burritos rescatados y ya recuperados. 

A pesar del calor, la jornada tuvo una buena respuesta, especialmente de los artistas y comerciantes que se acercaron hasta allí para mostrar sus productos y echar una mano a la asociación, todo ello de manera totalmente voluntaria. “Ofrezco frutas y verduras 100% ecológicas que criamos en nuestro huerto, recogemos cada día y repartimos a domicilio. Y las verduras que nos sobran las entregamos a este refugio para los burritos”, explicó Laura Bartsch, agricultora participante. 

También conocimos el trabajo de esta otra artesana, Luz Rodríguez, dedicada a la joyería sostenible. “Utilizo plata y oro certificado como principales materias primas, que se extraen de la tierra sin el uso de mercurio y cianuro, y eso está gustando bastante”, señaló. 

El evento contó además con música en vivo y un taller de jabones artesanales a cargo de Felicidad Fontivero, quien valoró que “la gente cada vez tiende a buscar cosas más naturales, sin químicos, pensando en los beneficios para su piel pero también en el medio ambiente”. 

Santuario de burritos

Donkey Dreamland es un refugio de burritos que, tras ser abandonados, encuentran aquí una segunda oportunidad. Actualmente, una decena de voluntarios se encarga de cuidar y mimar a 20 asnos. Si quieren colaborar con la asociación pueden hacer un donativo a través de su web www.donkeydreamland.com aunque, si lo prefieren, también pueden apadrinar uno de estos animales. “Los que apadrinen un burrito tienen todo el derecho a venir a verle cuando quieran, traerle zanahorias, darle cariño y que lo sientan como parte de su familia”, animó Amaya Isert, fundadora de este santuario. 

Para este mes de agosto, el refugio también organiza un campamento para niños de entre 8 y 12 años. Los menores podrán alimentar y cuidar a los burros, además de participar en talleres de manualidades, deportes y juegos de agua. Tienen más información en la web del colectivo. 

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