Tras un año cerrado, el albergue de Entrerríos ya ha recibido a sus primeros visitantes. Desde hace algunos días, alrededor de 50 niños veranean en estas instalaciones municipales, que han sido sometidas durante los últimos meses a una reforma integral. Aquí, los niños de entre 4 y 15 años, divididos en dos grupos de 4 a 10 años y de 10 a 15 años, disfrutan de la naturaleza y de los animales, además de vivir momentos inolvidables junto a sus compañeros.
En su primer día de granja escuela, los mayores pudieron conocer por la mañana a las cabras, las ovejas y a la burrita Candela, a la que le dieron un baño. “Es una burrita muy dócil que solo busca cariño y mimos. Se le puede acariciar tranquilamente porque no hace nada”, explicó el monitor del grupo Nicolás Díaz, quien comentó que “para que esté fresquita durante estos días de calor entre todos nuestros alumnos la bañan”. Una experiencia increíble para estos niños que como ellos mismos dijeron “no estamos acostumbrados a ver animales de granja y nos gusta mucho hacer estas actividades”.
Además de la burrita Candela, también disfrutan cada día dándose un chapuzón en la piscina. “Los grupos están divididos en dos minigrupos en la piscina, y cada uno está en una parte, es decir, realizan actividades juntos pero a la vez separados por la distancia”, aseguró la monitora del grupo de los pequeños, Noelia Díaz. Una división para garantizar las medidas de seguridad y que, como manifestó, “el grupo que por la mañana tiene piscina, por la tarde tiene talleres y viceversa”. Eso sí, todos realizan las mismas actividades durante toda la semana.
Ocio saludable al aire libre
Por otra parte, algunos de los niños, como Óliver, comentó que “el albergue me parece muy divertido y me sirve para alejarme un poco de los videojuegos y estar más en el campo con mis amigos”. Y es que, una vez que los niños salen de la piscina, se encuentran con el camino que les lleva al huerto. Un espacio lleno de árboles frutales con mucha historia y en el que aprenden todo el proceso desde que se siembra la semilla hasta que se recoge el fruto. “Estamos enseñándoles, básicamente, cómo se riega el huerto, es decir, queremos que sepan, por lo menos, cómo montar un huerto por si algún día los niños quieren tener el suyo propio en casa”, afirmó Nicolás.
Durante una semana entera pueden disfrutar de actividades como fútbol, tiro con arco, cuidado del huerto, talleres culturales, de cerámica o de pintura. Y aunque este año no se quedan a dormir, tienen toda la semana para disfrutar de la experiencia. Actualmente, las plazas están completas, pero aquellos que lo deseen pueden apuntarse a la lista de espera por si quedara alguna vacante libre.
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