Málaga logra en 2018 récord de donaciones y trasplantes. Encabezó las cifras de Andalucía con 140 donantes, lo que supone que se han duplicado en los últimos 10 años. También la tendencia de donación en el Hospital Costa del Sol ha ascendido.
"Cuando una persona tiene toda la información en la mano, es muy difícil estar en contra de la donación”. Es lo que opina el coordinador de Trasplantes del Sector Málaga, Domingo Daga, quien explica a este medio que “sin esas personas que donan hay otras que no tendrán la oportunidad de seguir viviendo o de mejorar enormemente su calidad de vida”. Es así de sencillo. Y, afortunadamente, las cifras de donaciones en Málaga, Andalucía y en España van en aumento, liderando, por cierto, todos los rankings. El último balance destacado de la Consejería de Salud de la Junta de enero apunta que Málaga encabezó las donaciones de órganos en 2018, con 140 donaciones, lo que permitió la realización de 247 trasplantes, 31 más que el año anterior.
La tasa de donación en Málaga se ha situado en 63,4 donantes por millón de población, por encima de la media de Andalucía, con 52,5 donantes por millón de población. Datos que vuelven a situar a la comunidad a la cabeza a nivel nacional en donaciones y alcanzando en 2018 el objetivo marcado a nivel nacional por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y que no es otro que lograr una tasa de 50 donantes por millón de población para 2022.
Durante 2018 se ha reducido además en un 15 por ciento el número de pacientes que espera un trasplante en Andalucía. Actualmente, son 531 pacientes esperando y, en 2017, la cifra se situaba en 628.
Respecto a los datos del Hospital Costa del Sol, uno de los que integran el Sector Málaga de Trasplantes, registró once donaciones multiorgánicas y tres de multitejido en 2018. Datos que permitieron la extracción de 33 órganos, 22 córneas y tejido osteotendinoso. La tendencia a la donación de órganos en los últimos 10 años en este hospital ha ascendido “de forma considerable”, pasando de 5 en 2005 a 19 en 2017 y 11 en 2018; ello sumado a la importante disminución en cuanto al número de negativas de los familiares a la donación.
Lo ideal para que crezcan las donaciones, según Daga, es que “expresemos nuestro deseo de donar en vida”. Planificarlo, pedir información, hablar de ello con normalidad durante la vida, asegura el doctor, quien reconoce que los coordinadores de trasplantes “pedimos el gesto de la donación en el peor momento. En una situación de duelo agudo. Cuando una familia acaba de recibir la noticia de la pérdida de su ser querido”. Y es que, insiste Daga, “una persona que fallece y que incorpora la donación dentro de su legado vital, puede dar la vida a 5 o 6 personas con sus órganos, pero puede ayudar a decenas de personas con sus tejidos”.
Historias personales...
Cristóbal Lozano: “Mi caso fue muy complicado, pero ahora miro adelante e intento disfrutar de todo al máximo”
Para Cristóbal Lozano a la cuarta fue la vencida. Hasta en tres ocasiones le ofrecieron un posible órgano, pero no pudo ser trasplantado de corazón hasta la cuarta vez. Su historia fue muy dura, pero salió adelante y hoy, cada día, le da gracias a la vida.
Cristóbal Lozano no puede evitar emocionarse cuando recuerda su historia. “Hemos pasado mucho”, dice este caleño, trasplantado de corazón el 2 de octubre de 2017 en el Hospital Reina Sofía de Córdoba a causa de una cardiomiopatía dilatada. Le diagnosticaron la enfermedad en el 2005, “me dijeron que la medicación me aguantaría un tiempo, hasta que la única solución fuera un trasplante”, recuerda conmovido. Poco a poco la salud de este vecino de La Cala de Mijas, hoy con 60 años, casado, con tres hijos y cuatro nietos, fue empeorando. Reconoce que estaba “siempre agotado”, “andar solo 100 metros era mucho para mí”. No podía ni siquiera levantar nada.
En 2010 Cristóbal se jubiló como maestro de Educación Primaria. Su último destino, el CEI El Chaparral. También hacía algún tiempo que había dejado de ser entrenador de fútbol, su otra gran pasión, y por la que muchos le conocen. En enero de 2017 por fin entró Cristóbal en lista de espera para ser trasplantado, pero no entró en quirófano hasta nueve meses después; y al cuarto intento. “Hasta tres veces nos llamaron porque había un posible corazón para él”, recuerda su mujer, Lola Benítez. En cada ocasión hasta tenían la maleta preparada “para salir corriendo”, recuerda ella, pero “siempre nos mandaban a casa porque el corazón no era compatible con mi marido”. “Y la cuarta ya fue una pechá de reír”, comenta Lola irónicamente, como que ya ni se lo creían. Pero esta vez sí fue la vencida. El 2 de octubre de 2017 fue trasplantado Cristóbal. El matrimonio, siempre arropado por toda su familia, recuerda aquello con “nervios” y “sustillo, claro, pero eran más las ganas de estar bien, porque Cristóbal no poder seguir estando como estaba”, añade Lola. Y, aunque al principio “todo salió súper bien”, Cristóbal sufrió muchas complicaciones y hasta se temió por su vida.
“Estuvo tres meses en el hospital, a cual día peor”, relata su mujer, que nunca se movió de su lado. Por fin el caleño empezó a mejorar y el 28 de diciembre, el día de los inocentes, le dieron el alta. Eso sí, salió en silla de ruedas, sin poder andar, entre otras secuelas. Pero con la ayuda de una sobrina fisioterapeuta, a la que Cristóbal le estará siempre agradecido, el apoyo de toda la familia y, por supuesto, su propia fuerza y valía, volvió a andar y hoy está recuperado y disfrutando de una vida ‘normal’. “Yo le prometí al médico cuando nos dieron el alta que mi marido volvería andar”, añade Lola.
“Intento no mirar atrás, siempre adelante, y disfrutar al máximo de cada momento”, reconoce Cristóbal. Su mujer asegura que cada mañana dan las gracias a la familia donante, a los médicos, a la familia, a todos los que estuvieron ahí... porque son conscientes de que Cristóbal tuvo una segunda oportunidad.
Ahora toca disfrutar de la vida...
Han pasado 19 años desde que Cristóbal Lozano fue diagnosticado de su complicada enfermedad cardíaca. Su historia fue muy dura, como él mismo reconoce, pero lo cierto es que hoy disfruta junto a su familia de una vida, se puede decir, que normal, aunque tranquila. No en vano, cada día acompaña a su sobrino a Málaga a sus entrenamientos de fútbol, una de sus grandes pasiones. Y es lo que toca ahora, sin duda, disfrutar de la vida al máximo después de haber vuelto a nacer.
Paco Tamayo: “Cuando desperté de la operación sentí que ese día empezaba mi nueva vida”
En abril se cumplirán dos años desde que Paco Tamayo fue trasplantado de corazón. Reconoce que su vida ha cambiado al cien por cien y que, sin duda, volvió a nacer.
18 de abril de 2017. Una fecha que Francisco Tamayo Blanco nunca va a poder olvidar. Aquel día reconoce que volvió a nacer. Este mijeño fue entonces trasplantado de corazón en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla a causa de una cardiomiopatía dilatada (entendido como un crecimiento anormal del corazón) y tras estar nueve intensos meses en lista de espera.
Fue en 2010 cuando le diagnosticaron la enfermedad, “degenerativa y sin cura”, apunta Paco, quien no olvidará nunca cuando le comunicaron los médicos que su “única opción” era ser trasplantado y que su esperanza de vida rondaba los dos años como máximo. ¿Cómo se siente uno cuando recibe una noticia así? Paco suspira y dice: “Pues te entra mucha incertidumbre, pero no tenía otra opción”, reconoce.
Tal como le habían dicho los especialistas, Paco estaba cada vez más grave conforme pasaba el tiempo. Y los síntomas también iban en aumento. Sobre todo se notaba excesivamente cansado. “Subir apenas diez escalones me costaba la vida”, recuerda, y “había días que no tenía fuerzas ni para vestirme solo”. “No podía ni atarse los cordones de los zapatos”, apunta Josefa Criado, su mujer, que siempre estuvo a su lado.
Y precisamente ese cansancio fuera de lo normal fue lo que, especialmente a ella le hizo sospechar de que algo no iba bien. “Fuimos a urgencias, simplemente porque me costaba trabajo hasta andar y ese mismo día me dijeron lo que tenía, mi esperanza de vida, lo del trasplante, que tenía que dejar de trabajar... todo”, recuerda este vecino de Valtocado, albañil de profesión, casado y con un hijo de 22 años.
Y entre unas y otras visitas a los hospitales, de repente un día (después de 9 meses en lista de espera) “casualmente estando en el Clínico por un tratamiento que me tenía que poner, me llamaron para decirme que había un corazón con muchas posibilidades de ser compatible conmigo”. ¿Qué hizo en ese momento? “Le dije: ‘No cierre usted la puerta que voy para allá’. Le pedí a la enfermera que me atendía en ese momento que me quitara todo lo que me esta poniendo, llamé a mi mujer, que dejó el trabajo en ese mismo instante y cogí mi coche y nos fuimos a Sevilla. Francisco no se lo pensó dos veces. La vida le estaba dando una oportunidad y tenía que aprovecharla. Sí o sí.
A Sevilla “con lo puesto”
“Por el camino da tiempo a pensar en todo. Pero yo pensaba sobre todo que todo iba a salir bien. Paco no podía seguir como estaba”, expresa Josefa, que recuerda aquello con emoción. “Nos fuimos a Sevilla con lo puesto”, comenta ella, quien recuerda como si fuera ayer cuando el médico salió de quirófano tan solo cuatro horas después de haber entrado. “Me temía lo peor hasta que dijo: todo ha salido bien”. Y así fue. Paco estuvo nueve días ingresado. “El día después de llegar a casa ya estaba yo subido ahí”, señalando una bicicleta estática.
Y hoy, casi dos años después de vivir con un corazón nuevo, gracias a la generosidad de una familia a la que nunca conocerá pero a la que le está eternamente agradecido, este mijeño disfruta plenamente de su “nueva vida”. Está jubilado por enfermedad y, entre el huerto familiar, la casa, “una cosa y otra”, no se aburre, dice Francisco. Un hombre humilde, optimista, valiente y agradecido por haber vuelto a nacer.
A Paco le comunicaron que había un corazón para él un lunes a las 12 del mediodía. A las 14.30 ya estaban él y su mujer en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla preparados para la operación. El mijeño recuerda que el camino en coche fue eterno, él mismo iba conduciendo, y aunque le surgieron muchas “incertidumbres”, tenía claro que no tenía más opciones de sobrevivir que ser trasplantado. Se da la circunstancia de que su propia madre falleció tras ser trasplantada también de corazón, pero en su caso su cuerpo lo rechazó. Y eso, lógicamente, estaba en la mente de Paco. A las 21 h entró en quirófano y salió a las 00.00 h., un tiempo récord. Afortunadamente todo había salido bien. Y hoy, casi dos años después, este mijeño reconoce que volvió a nacer aquel 18 de abril de 2017.
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