Así rezaba el cartel que se distribuía por las calles unos días antes de la llegada de S.M. la Reina Dña. Sofía a Mijas, “Bienvenida”. Se cumple ahora el XIX aniversario de aquel 11 de febrero de 1993, cuando nuestro pueblo es visitado, por primera vez en toda su historia, por un Monarca, algo que llenó de orgullo a todos los vecinos, autóctonos y acogidos.
El motivo de la visita no era casual. Se había desencadenado una cruenta guerra civil en Los Balcanes. Serbios, croatas y bosnios enfrentados entre sí, cuyo resultado fue la desmembración de la antigua Yugoslavia y, como siempre, todos perdedores, los que más, los niños.
El Ayuntamiento de Mijas emprendió el ‘Programa de Ayuda a Bosnia Herzegovina’, por el que fueron acogidas un total de 70 personas. De ellos, 34 adultos y 46 menores de edad, conformando un total de 20 unidades familiares, la mayoría incompletas.
Aquel programa tenía prevista una duración de seis meses, aunque finalmente, y debido a la prolongación del conflicto bélico, también se dilató aquí hasta casi sobrepasados los dos años.
Se alquilaron viviendas, trámites de permisos de residencia y trabajo, contactos y más contactos con una maraña de organismos públicos, embajadas, comisarías, el Ayuntamiento se convertía en una oficina de relaciones supramunicipales, y todo un pueblo brindando acogida y solidaridad, también a través del tejido asociativo.
Aún quedan entre nosotros una buena parte de aquellos desplazados por la guerra. Otros han regresado para quedarse o, simplemente, para visitar a sus familiares y volver a España nuevamente; la guerra no solo es cuando se produce, las secuelas duran bastante más.
Dña. Sofía tuvo a bien venir a Mijas para conocer de cerca a aquellos desplazados y, sobre todo, a los niños, son su debilidad. En el salón de actos del Ayuntamiento, había varios grupos de personas bien diferenciadas: la Corporación municipal; los invitados al acto; una nube de fotógrafos y periodistas; el cuerpo de seguridad de la Reina; los desplazados y, entre ellos, los 46 menores, que se sentaban en el suelo como podían a falta de mayor espacio.
Fue Ibrahim, quien ahora rozará los veintitantos, el encargado de leer un mensaje de agradecimiento, a buen seguro, suscrito por todos los allí presentes. El resto de la visita, que se hizo corta, sirvió para que S.M. la Reina se hiciera una composición de lo que en un remoto pueblo ocurría, que no era ni más ni menos que un derroche de solidaridad, y para que los mijeños se impregnaran del reconocimiento de la más alta institución del Estado.
Para los anales de la historia queda aquel sabor dulce de la jornada, las hemerotecas, imágenes fotográficas y de vídeo, la aportación que igualmente hicieron y hacen estas personas que fueron desplazadas por la guerra a nuestra comunidad y, también, una placa que perdura en la fachada del Ayuntamiento, y en la que podemos leer: “Ningún esfuerzo que tenga por finalidad el mundo de la infancia ha de ser escatimado. Lograr la felicidad y la paz de los niños, así como su crecimiento armónico, es la mejor de las recompensas que podemos alcanzar los adultos. 11.02.93 – Sofía, Reina de España”.
Si Dña. Sofía regresara de nuevo a Mijas, ojalá, y también que ojalá (del árabe hispano law sá law, si Dios quiere) no por similares circunstancias, volvería a ser recibida con la misma palabra: “Bienvenida”.
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