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Viernes 22/11/2024

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Los ‘30 años de oscuridad’ del topo de Mijas, nominados a los premios Goya

El encierro, durante más de tres décadas, del último alcalde republicano de Mijas, Manuel Cortés, centra una novela gráfica contada en forma de cómic que compite como favorita en la categoría de película documental en uno de los certámenes más destacados del panorama cinematográfico español

30 años encerrado entre los muros de su propia casa, escondido de la represión, 30 años privado de una libertad arrebatada de manera injusta, víctima de una guerra civil que para él no concluyó, como relata la historia, en 1939, sino que se prolongó durante 30 años, ‘30 años de oscuridad’. Bajo este título, y en forma de novela gráfica contada a modo de cómic y llevada a formato cine, el encierro, durante más de tres décadas, de Manuel Cortés Quero, último alcalde republicano de Mijas, opta al premio Goya en la categoría de mejor película documental.

La cinta, de 85 minutos, narra también el calvario al que se vieron sometidos otros hombres que, al igual que Manuel, tuvieron que esconderse tras la Guerra Civil por temor a la represión. Un trabajo que, a tenor de las primeras críticas, se erige como toda una “sorpresa cinematográfica”, “una joya animada” que “emociona hasta decir basta” y que ha sido la, hasta ahora, mayor alegría que han recibido los integrantes de ‘La claqueta’, la productora que, bajo las directrices de Manuel H. Martín, ha sido la encargada de darle vida a una historia que, en su día, ya conmocionó a todo el pueblo de Mijas. Ahora, 43 años después de que el topo abandonara por fin su escondite, tras conocer por radio la existencia de una amnistía que perdonaba los supuestos crímenes que había cometido, su sacrificio sale a la luz para retratar el drama personal y familiar que vivieron aquellos que tuvieron la mala fortuna de pertenecer al bando perdedor.

Y es que ‘30 años de oscuridad’ no es un documental al uso. O, al menos, así lo definen sus creadores, que recurren a la precisión del trazo para dar vida al miedo y, a la vez, la esperanza, que debieron reflejarse en los rostros de sus verdaderos protagonistas. Es así como el relato consigue emocionar de manera sublime, abarcando una trama que, en palabras de su director, destaca por su carácter “increíble, asombroso y humano”. “Nos encontramos con padres que sufren por no ver a sus hijos, mujeres capaces de hacer de todo por sacar adelante a su familia y niños que tienen que guardar secretos de mayores para evitar que maten a sus padres”, precisa Manuel H. Martín. “Más allá de la guerra y la posguerra, esta historia habla sobre el miedo, la libertad y, sobre todo, la oscuridad, y cómo afectan en la mente y en los corazones de la gente”, añade.

Colaboraciones de excepción

Otra de las sorpresas que nos depara el visionado de ‘30 años de oscuridad’, reside en su formato, que recurre a la viñeta animada para recrear la angustia que se vivía en los hogares de aquellos hombres que pasaron décadas encajados, viviendo como auténticos ermitaños. Los actores andaluces Juan Diego y Ana Fernández viajan al pasado para prestar sus voces y sus rasgos a Manuel Cortés y a su esposa, Juliana Moreno, dibujos con una estética muy expresiva y dinámica que hacen que el espectador se sumerja de lleno en el largometraje, sintiéndose identificado con las emociones de unos personajes que, algún día, fueron contemporáneos de nuestros padres o abuelos.

Junto a las viñetas animadas, el documental intercala imágenes reales tomadas de los archivos de la época, además de entrevistas a historiadores, escritores y familiares de los ‘topos’ protagonistas de esta historia. La cinta se estrenará en salas de cine específicas entre febrero y marzo; posteriormente, se podrá ver también en televisión, puesto que cuenta con la colaboración de Canal Sur Televisión, Canal Plus, ETB y Canal 9.

Listos para los Goya

Por lo pronto, solo nos queda ver si ‘30 años de oscuridad’ consigue hacerse con el ansiado Goya. Para saberlo, habrá que esperar hasta el próximo 19 de febrero, cuando tendrá lugar la XXVI gala de estos premios del cine español. En su categoría, el largometraje compite con otras tres propuestas: ‘El cuaderno de barro’, de Isaki Lacuesta; ‘Morente’, de Emilio Ruiz Barrachina; y ‘Escuchando al juez Garzón’, de Isabel Coixet. Desde aquí, les deseamos mucha suerte.

La productora sevillana ‘La claqueta’ ha sido la encargada, bajo las directrices de Manuel H. Martín, de darle vida a la historia del ‘topo’

Sobre la película ‘30 años de oscuridad’

FICHA TÉCNICA

Con la colaboración de Juan Diego y Ana Fernández
Dirigido por Manuel H. Martín
Producido por Olmo Figueredo González-Quevedo
Guión: Jorge Laplace
Duración: 85 minutos
Una producción de La Claqueta
En coproducción con Pizzel 3D e IRUSOIN
En colaboración con Tito Clint Movies, Forma Animada y Audiovisual SGR
Con la participación de Canal Plus, Canal Sur Televisión, ETB y Canal Nou
Con la ayuda de ICAA, Junta de Andalucía y MEDIA Development Program


Manuel Cortés Quero, el hombre que vivió ‘30 años de oscuridad’

Manuel Cortés Quero solo fue alcalde de Mijas durante siete meses, entre el 3 de marzo y el 27 de noviembre de 1936; sin embargo, el “atrevimiento” le costó 30 años de confinamiento. Durante la Guerra Civil, Manuel se trasladó al Levante español para luchar en el frente; en 1939, al finalizar el conflicto, vuelve a Mijas de incógnito, aunque dispuesto a presentarse ante las autoridades. No obstante, su mujer, Juliana, le previene de las numerosas detenciones y fusilamientos que se están produciendo en el pueblo, por lo que Manuel decide esconderse. Los primeros dos años, en el hueco de una alacena en casa de su padre adoptivo hasta que, más tarde, se traslada junto a su mujer e hija, al número 5 de la misma calle, la del Pilar. Sus mejores años los pasó entre cuatro paredes, apoyándose en la radio, que escuchaba religiosamente, y en su curiosidad innata por todo lo que pasaba en el exterior y que, pese a los regaños de su mujer, conocía observando a través de los visillos. Así, hasta que el 28 de marzo de 1969, escucha en la radio la noticia de una amnistía concedida por el Gobierno para los delitos cometidos durante la Guerra Civil, hecho que le lleva, por fin, a abandonar su encierro, con 64 años de edad. El entonces alcalde de Mijas, Miguel González Berral, le acompañó hasta la Comandancia de la Guardia Civil en Málaga, donde le confirmaron que era libre.

Resulta sorprendente que las primeras palabras que dirigiera a los numerosos periodistas que acudieron a verle tras su liberación fueran: “Estos zapatos me están matando”. No en vano, Manuel Cortés había pasado 18 años en zapatillas de andar por casa.

Ronald Fraser, autor de ‘Escondido. El calvario de Manuel Cortés’

Historiador inglés, Ronald Fraser es un experto en la Historia Contemporánea de España, así como autor de numerosas publicaciones acerca de la Guerra Civil. Fraser fue uno de los primeros en relatar la historia del ‘topo’ mijeño a través de los testimonios del propio Manuel, su esposa Juliana y su hija María. Fruto de este trabajo de investigación, nació ‘Escondido. El calvario de Manuel Cortés’, un volumen de más de 200 páginas publicado en 1972 y traducido a numerosos idiomas antes de poder ser distribuido en España. Ahora, Ronald Fraser es requerido por ‘La Claqueta’ para participar en ‘30 años de oscuridad’.
Actualmente, Fraser reside en Valencia; sin embargo, una dolencia que lo mantiene en cama desde hace varias semanas ha impedido que pueda ser entrevistado por este periódico. No obstante,  reproducimos a continuación algunos fragmentos de su intervención en el documental.

“Cientos de miles de personas fueron asesinadas por los franquistas durante y después de la Guerra Civil. Eso creó una sensación generalizada de miedo”, cuenta en la película. Precisamente la que obligó a hombres como Manuel a reducir sus vidas a minúsculos habitáculos. “Para Manuel, la guerra no duró tres años, sino 30 años. Nadie sabía que, en realidad, estaba escondido en su propia casa. Treinta años se dice pronto, pero hay que vivirlos. Si resistes, podrás ganar. Pero, para conseguirlo, tienes que resistir y pasar por un auténtico infierno”.

Jesús Torbado y Ana María Hidalgo. Ellos también lo vivieron de cerca

Detenciones, torturas, ‘paseíllos’, fusilamientos, represalias contra la familia... El miedo era uno de los principales sentimientos de la posguerra entre los que habían tenido algún vínculo con el bando de los perdedores, un terror que hizo que muchos decidieran sepultarse en vida antes que pasar lo que otros con menor fortuna habían padecido. Así, hubo, por aquellos años, infinidad de casos similares al de Manuel Cortés, casos de políticos, abogados o profesores que perdieron media vida agazapados en escondites inverosímiles. Jesús Torbado, coautor del libro ‘Los topos’, publicado en 1977, expone su amplio conocimiento sobre el tema en ‘30 años de oscuridad’. “En las condiciones en que vivían los topos, las relaciones familiares eran complicadísimas. Aún así, se dio el caso de que la mujer de Juan Hidalgo quedó embarazada. Ante el temor de que los vecinos y familiares sospecharan quien era el padre, ella tuvo que escapar del pueblo para tener a la criatura en otro lugar y esperar un poco para volver a su casa diciendo que pertenecía a un primo suyo que había muerto”, explica Torbado. No obstante, el parecido de la niña con su padre alertó a la Guardia Civil que, para hacer confesar a la mujer, le propinó una tremenda paliza.

Ana María Hidalgo, hija de Juan Hidalgo, rememora ahora la historia de su padre, que pasó 28 años escondido. “Mi madre les decía: yo no sé dónde está mi marido ni cómo está”, y al preguntarle por la niña decía que era suya, pero que como se había quedado sin nada se había valido de su cuerpo para ganarse la vida.

No obstante, aquellos años oscuros dejaron muchas más historias que, a pesar del tiempo, aún permanecen en la memoria de los pueblos. Tristemente célebre es, por ejemplo, la de Eulogio de Vega, alcalde de Rueda, en Valladolid, que permaneció escondido hasta 1964; también es digno de mención el que fuera primer edil de Cercedilla, Protasio Montalvo, que no salió de su escondite hasta 1977, cuando se convocaron las primeras elecciones de la democracia.

María de la Peña García, nieta de Manuel Cortés: “Es para mí un orgullo que hayan pensado en mi abuelo para hacer este documental”

María de la Peña García es una de las personas que vivió más de cerca el drama de Manuel Cortés. La nieta del ‘topo’ de Mijas tenía solo siete años cuando su abuelo abandonó su escondite para volver a nacer ante sus conciudadanos. A pesar de los años transcurridos, Peña mantiene un vívido recuerdo de su abuelo, al que rememora con un gran cariño y al que define como un hombre que nunca dejó de creer en sus ideales.

Mijas Semanal. ¿Cómo ha sido la experiencia de participar en ‘30 años de oscuridad’?

Peña García. Ha sido muy buena. La productora contactó conmigo en el verano de 2010 a través de la Casa Museo; Francisco Núñez les facilitó mi teléfono y nos vimos aquí en Mijas. Después, mi hija y yo nos trasladamos a Sevilla, donde estuvimos grabando durante dos días. Ella también aparece en el documental porque conserva muchas cosas de mi abuelo, libros antiguos y objetos personales, sus plumeros de la época en que iba al colegio, periódicos de aquellos años...; a pesar de que tendría unos cinco años cuando él murió, lo recuerda perfectamente. La experiencia de la grabación fue muy buena, todos fueron superagradables y nos trataron muy bien. Además, después se han puesto muchas veces en contacto conmigo. De hecho, una vez me llamaron para decirme que a lo mejor Juan Diego iba a interpretar el papel de mi abuelo. Fue algo que me agradó mucho porque me encanta ese actor. 

MS. Y, ¿qué le ha parecido el resultado?

PG. Pues todavía no he tenido la oportunidad de ver el documental, aunque han emitido varios reportajes en televisión y el trailer, que está en la web de La Claqueta. Antes del estreno, serán los premios Goya, y puede que se estrene en el próximo Festival de Cine de Málaga.

MS. Ya que nosotros tampoco hemos podido ver aún el documental, adelántenos un poco su intervención.

PG. Me preguntaron de todo, acerca de su vida, sobre los gustos que tenía, su carácter y su trayectoria política. Y yo conté todo lo que sabía de él y también de mi abuela, cómo le afectó personalmente esta historia. La entrevista duró dos días completos, desde por la mañana temprano hasta las siete de la tarde.

MS. ¿Qué le parece que la historia de su abuelo esté a las puertas de hacerse con un Goya?

PG. Estoy encantada con la nominación, no por el premio sino porque estos chicos hayan pensado en mi abuelo para hacerlo. Para mí es un orgullo, porque es una manera de que no se olvide que no hace tanto tiempo que pasó esto en España.

MS. Volviendo la vista atrás, ¿cómo recuerda el día en que su abuelo abandonó por fin su escondite?

PG. Cuando él salió, yo tenía unos siete años. Recuerdo muy bien ese día. Estaba en el primer curso de la escuela, que se impartía antes donde ahora está el hogar del jubilado de Mijas Pueblo. La noche en que mi abuelo escuchó por radio lo de la amnistía, a mí no me dijeron nada. Por eso, ese día, cuando salí del colegio y vi la plaza llena de gente y, en el centro, mi abuelo, la primera reacción que tuve fue echarme a temblar. Porque entonces no sabía que podía salir, ni que iba a hacerlo aquel día. El impacto fue muy grande.

MS. Gracias a los libros que se han escrito sobre el tema, sabemos mucho acerca del encierro de Manuel. Pero, ¿y después? ¿Cómo transcurrió su vida?

PG. Una vez que salió, empezó a juntarse con amigos suyos que aún vivían; pero, sobre todo, leía muchísimo, tanto  libros como periódicos. Cuando ya se pudo, empezó otra vez con la política y también le gustaban mucho los toros y la ópera. Poco después de salir, Ronald Fraser lo visitó a diario durante dos años y medio. Los dos se ponían a hablar y todo se grababa en un magnetófono de los antiguos. Fue a raíz de estos testimonios que se publicó el libro ‘Escondido’ que, tras venderse en otros países, provocó que mucha gente viniera del extranjero a conocer a mi abuelo. El hecho es que el libro se editó en muchos lugares antes que en España. Cada vez que salía en algún país, nos mandaban una copia. Lo recibimos en alemán, francés e inglés; sin embargo, no pudimos leerlo hasta que no se editó en América Latina.

MS. Su madre y su abuela también participaron en este libro...

PG. Claro, es que, después de mi abuelo, mi abuela es la parte principal de esta historia. A ella se le ocurrió lo del escondite y fue quien se ocupó de llevar la casa, de trabajar y de dar la cara delante de la gente para que nadie sospechara que él estaba allí.

MS. Y, ¿recuerda cómo lo recibieron sus vecinos?

PG. Fue muy bien recibido, con mucho cariño. Que yo recuerde, si alguien le tenía algún rencor u otra manera de pensar, nosotros no lo supimos. Fue medio pueblo a recibirlo y luego venían constantemente a la casa para visitarlo.

MS. ¿Llegó alguien a sospechar que Manuel estaba en la casa?

PG. Siempre que la llamaban al cuartel, mi abuela decía que estaba desaparecido, nunca dijo que estuviera muerto, sino que no tenía noticias de él. No sabía si estaba muerto o había huido a otro sitio. Y eso es lo que la gente creyó hasta el final.

MS. ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de su abuelo?

PG. Prácticamente, me he criado con él, nuestras casas estaban conectadas por el comedor. Cuando tuve uso de razón, me repetían que no se podía decir en la calle nada del abuelo. Lo único que no supe de él hasta que salió fue su nombre, yo siempre le llamaba “abuelo, el de arriba”.

MS. Y ahora, con el paso del tiempo, ¿cómo lo evoca?

PG. Yo lo quería casi como a mi padre, mi abuelo para mí fue una persona muy importante, no tanto por lo que hizo, sino por el roce y el cariño de haberme criado. Lo admiro mucho porque a pesar de todo lo que tuvo que pasar, no cambió nunca sus ideas ni quiso apartarse de la política, sino que, con el tiempo, cuando empezó la transición, siguió con las mismas ganas de luchar.

MS. Como el luchador incansable que siempre fue, las primeras elecciones democráticas serían para él todo un acontecimiento.

PG. Así es. Las afrontó luchando mucho, porque en aquel tiempo no había Casa del Pueblo y entonces las reuniones eran en la casa de mi abuelo. Los pocos que habían del partido se veían allí y él seguía con la misma ilusión política de sus inicios.
 

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