Ni en la Complutense de Madrid, ni en la Internacional Menéndez Pelayo, ni en la Autónoma de Barcelona. Los universitarios más populares del país están en Mijas y acaban de iniciar el nuevo año académico.
No han tenido ninguna ceremonia de inauguración del curso escolar, no les ha visitado ningún rector, pero tampoco les ha hecho falta porque, si algo sobra entre este alumnado, es motivación y ganas de acudir a clase.
Es el perfil de los cerca de 2.000 alumnos que, hasta el momento, se han inscrito en alguno de los cursos que oferta la Universidad Popular (UP) de Mijas, un recurso educativo y social que puso en marcha el Consistorio allá por 1983 y que hoy, 28 años después, sigue en plena forma.
Los tiempos cambian y también las motivaciones. Si hace tres décadas, los alumnos buscaban aprender a leer o escribir, o formarse en corte y confección, hoy podemos encontrar desde talleres de yoga a fotografía digital, pasando por ballet o por cursos de español para extranjeros, un amplio espectro de propuestas para un alumnado más que heterogéneo.
“El baile sigue siendo una de las actividades estrella”, explica la edil responsable de la UP, Antonia Núñez, “pero no podemos dejar de nombrar otras disciplinas como inglés, informática... ya que tenemos alumnos de todas las condiciones y edades. Desde tres años, hasta más de ochenta, desde estudiantes a jubilados, desde parados a personas que pretenden mejorar su currículo”.
Hasta el momento, hay cerca de 1.500 alumnos inscritos en Las Lagunas, unos 200 en Mijas Pueblo y cerca de 300 en La CalaLa versatilidad es, precisamente, uno de los puntos a favor de la UP. Horarios de mañana y tarde, clases alternas o intensivas y una oferta que se va construyendo en base a la demanda de los usuarios ha hecho de este recurso una herramienta imprescindible en la vida de muchos mijeños.
“Las matriculaciones oficiales ya terminaron y hay que decir que, en núcleos como Las Lagunas, algunas actividades tienen grandes listas de espera”, explica la directora de la UP, Inocencia Pérez..
“Son cursos que tienen muy buena aceptación, tanto por el temario como por el precio”. Y es que eso es otro de los puntos fuertes. 14,14 euros al mes para los empadronados en el municipio y 24 para los no empadronados, eso sin contar con los descuentos que ofrece la institución para jubilados -7, 20 € al mes por taller o 57,60 € por curso completo- o por el pago de varios meses - el curso completo será, por taller, de 97,92 € para empadronados y de 163,20 para los residentes en otros municipios. El pago de 5 meses supondría 61, 20 € por taller para inscritos y 102 para no empadronados-.
Vértigo en los pasillos
Son aproximadamente las cinco de la tarde del lunes. El pasillo de la sede de la UP de Mijas Pueblo, en calle Muro, es un auténtico hervidero.
Niños que corren hacia las aulas, madres que se despiden de sus pequeños, profesores que llaman a sus alumnos para iniciar el taller... es el cambio de hora y eso se nota en el ambiente.
Al abrir el aula de dibujo, nos encontramos con Cristina Aguilar, la profesora, que este año tiene varios grupos, tanto de pequeños como de adultos.
Lleva bastante tiempo en la UP, por lo que conoce bien a sus alumnos: “Los niños llegan a dibujo por propia voluntad. No es como en otras materias como inglés o informática”, comenta.
No lejos de ella, en otra aula, nos encontramos con baile, una de las disciplinas más de moda en Mijas Pueblo. Reme Fernández y Víctor Rojas, los profesores, tienen que enseñar a más de 200 personas, la mayoría niñas y mujeres.
Pero si el baile tiene tirón, también la informática. Su profesor, Ismael González, nos cuenta como su taller sirve para tener una idea general sobre este mundo.
“Llega mucha gente que nunca ha tenido un ordenador y necesitan un apoyo, saber que hay alguien detrás de ellos para echarles un cable. También hay otros que buscan incrementar conocimientos para temas laborales... las motivaciones son muchas”.
Pero si las nuevas tecnologías no son lo nuestro, también podemos aprender cerámica o escultura. Su profesora, Ana Rico, nos presenta a algunos de los 90 alumnos que este año están bajo sus órdenes, “personas muy heterogéneas, con inquietudes creativas, que quieran acabar llenas de barro”.
Y si este es el ambiente que se vive en Mijas Pueblo, no muy diferente es el que se respira en Las Lagunas. Allí, en los alrededores de la Casa de la Cultura ya se nota el ir y venir de gente.
Bernardi Gabriel, la profesora de baile, estrena este año un grupo de iniciación al ballet, mientras que muy cerca de ella, Paco Rosado habla de fotografía digital y de retoque a sus alumnos.
Guitarra, tapices, manualidades... todo cabe en estas paredes, cosa que también ocurre en el Centro Cultural de La Cala. Allí, a última hora del día, los alumnos de yoga conviven con los de informática o con los de inglés, uno de los talleres más demandados junto con el de español para extranjeros.
Cada aula es un pequeño universo en el que profesores y alumnos comparten su pasión por la veintena de disciplinas que se imparten en la UP. Y es que, aunque los tiempos han cambiado, hay cosas que siguen igual. Por eso, un año más, los pasillos de la entidad rebosan ilusión con el principio del curso.
Casi tres décadas formando y entreteniendo a los mijeños
La UP nace en 1983 para el desarrollo cultural del municipio y para promover la participación y la educación, una idea pionera que mejoró la calidad de vida en Mijas
Hoy por hoy, en pleno siglo XXI, buena parte de la población mijeña no se imagina sus días sin los cursos que imparten los profesionales de la UP, pero ¿cómo fue su nacimiento? ¿por qué apareció?
Para responder a esas preguntas, tenemos que remontarnos a la década de los 80 y al contexto social que se vivía en aquella época.
En un momento en el que no toda la población accedía a la educación y en el que era difícil aprender ciertas disciplinas, el Ayuntamiento de Mijas aboga por crear un espacio en el que los mijeños pudieran desarrollar sus inquietudes.
Los núcleos urbanos, Mijas Pueblo, Las Lagunas y La Cala, se convierten en experiencias piloto que, después de un primer curso, se extienden a diseminados como Entrerríos, Valtocado, Osunillas y La Alquería, que siguen disfrutando de los talleres.
Al margen de cursos como corte y confección, manualidades o baile, la Universidad Popular ha abanderado una importante labor y es que, en su día, desarrolló una gran campaña de alfabetización para que todos los vecinos supiesen leer y escribir.
Los profesores iban a las casas de los alumnos, ya que muchos de los usuarios no querían asistir por vergüenza.
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