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Viernes 22/11/2024

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Afesol, de vuelta a la vida

La Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de la Costa del Sol realiza una labor incansable para dotar a los enfermos de una vida digna y normalizada. Un ejemplo es el testimonio de Angie y David, matrimonio desde el pasado día21

Contar con el apoyo de otras personas para salir adelante, ante la adversidad de la enfermedad, es tan prioritario como comer o dormir. Cuando ese apoyo llega desde el amor y la empatía de quienes pasan por una situación similar, el beneficio es definitivo. Angie y David se conocieron en los talleres de Afesol, salieron juntos y tras años de relación han decidido formalizar su situación.
“Hemos pasado juntos las etapas de la enfermedad de los dos. Ver el proceso de salir adelante estando mala. Estar con él me da fuerzas para salir adelante”, dice Angie cuando le preguntamos por su relación. De hecho, recuerda que “el año pasado me acostaba a las seis de la tarde, las pastillas no me iban bien, no tenía nada por lo que hacer las cosas, todo lo hacía a la fuerza, hasta que apareció David”. Un pensamiento mutuo, como nos confiesa David, para quien la estabilidad laboral ha supuesto un importante apoyo; “me siento muy bien, aunque nunca puedes decir que estás totalmente curado. Estoy trabajando, tengo un oficio. Aunque aparcar coches no esté muy considerado, lo hago como oficio y me permite relacionarme con la gente, mediante el trato individual”, apunta David, quien reflexiona sobre “lo importante que es tener trabajo. Importante y triste a la vez. Es algo tan básico que debería estar facilitado el acceso al empleo”.
Tenerse el uno al otro, la estabilidad y el sentirse valorado en el trabajo, reducir el estigma, son ejemplos de cómo pueden atenuarse los efectos de la enfermedad mental. “Es complicado entenderte los días de bajón, y lo hemos aprendido. Yo he aprendido a entender sus puntos de la enfermedad, sus caídas. Él ha aprendido a gestionar mis bajones. Yo tengo diagnosticado trastorno del límite de personalidad, es decir, que, o lo veo todo muy blanco o todo muy negro. Es más, el día que lo veo todo muy negro, no me levantas del sofá”, nos explica Angie. Y cuando eso sucede, ahí está David: “es cuestión de estar pendiente de los pequeños detalles, si Angie y David se conocieron en los talleres del Centro de Día de Afesolle apetece comer, tomar un refresco. Cuidamos el uno del otro”.
Ambos están encantados del barrio en el que viven, “nos sentimos muy bien, a nuestra boda vinieron vecinos y todo”, señala Angie. “La gente es más tolerante, pero todavía queda mucho por avanzar. Se puede vivir en armonía como el que padece cualquier otra enfermedad. Hay días en los que necesitas más ayuda, comprensión o cariño, y días que te sobra”, resalta David, quien recuerda que “yo siempre he vivido en Torremolinos y tus vecinos de toda la vida, cuando ven tu cambio a mejor, lo entienden, mi trato con ellos es genial y se alegran de corazón”. “Ahora que le ven la ropa planchadita se alegran mucho más”, añade Angie sonriendo.
Dos casos singulares que son todo un ejemplo de vida. Un ejemplo del trabajo que colectivos como Afesol realizan con los afectados por la enfermedad mental. “Conocí Afesol por mi madre. Yo estaba desaparecida del mapa. Mi madre, a través de la asociación de Córdoba me buscó. Conchi [Concha Cuevas, presidenta de Afesol] se desplazó hasta allí y empezaron a buscarme. Estaba en La Cala del Moral, hasta donde se desplazaron María Jesús y el hijo de Conchi. Me ingresaron una semana en el hospital para ver qué diagnóstico tenía. Después me enteré de que mi madre lo había movido todo, se lo agradezco muchísimo. Sin mi madre, Maruja, no hubiese pasado nada de esto”, cuenta Angie, quien no olvida que “me sacaron de la calle. Yo iba con una mochila y un perro, de caravana, de camping, vivía así”.
Por su parte, al preguntarle a David, habla de Afesol como “la sujeción a la vida, la estabilidad, a la sociedad, a la realidad, al razonamiento, a la lógica. Sin esa sujeción, igual en algún momento hubiese terminado en otro lado”. Y es que en el caso de David, bajo diagnóstico de esquizofrenia, la ayuda de los profesionales del colectivo ha sido fundamental. “En mi caso me han surgido momentos de desconfianza. Es cuando no eres capaz de manejar la confusión. Es fundamental estar rodeado entonces de buenos profesionales, de tener apoyos”, añade David.
Lo que está claro es que seguirán contando con los profesionales de Afesol cuando lo necesiten. Y desde el 21 de septiembre pasado, el uno para el otro. Felicidades pareja.

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