Todos venimos con un kit al nacer. Con el kit de nacimiento no me refiero a la canastilla –bodys, pañales, gorrito, pijamita- que se prepara para dar la bienvenida al mundo de un bebé. Con el kit de nacimiento quiero referirme al equipamiento que traemos de serie cada uno de nosotros por el simple hecho de nacer: alegría, amor, desánimo, tristeza. En el kit de nacimiento, con la vida misma, está incluida la propia muerte. También está incluida una cuota de malentendido porque no existe “la verdad” sino muchas verdades subjetivas. En el lote también está la soledad porque al ser cada uno de nosotros únicos, no podemos encontrar un alma gemela ni una alta correspondencia.
El desconocimiento del contenido de nuestro kit de nacimiento, hace que muchas personas bajen los brazos y no quieran encarar los problemas que se nos plantean por el mero hecho de vivir. Este es el principal malestar en la época contemporánea. ¿Y cómo se puede recuperar el brío? Requiere aceptar que en la vida hay cosas bonitas y cosas no tan bonitas, que hay cosas que sí se pueden y otras cosas que no se pueden, y no por ello uno es un fracasado. Hay que querer hacer de la insatisfacción el motor y no el obstáculo de la vida. Para este fin el psicoanálisis es una excelente herramienta. El psicoanálisis promueve la conquista de un saber acerca de nosotros mismos -¿qué había en nuestra canastilla?-, de lo que nos hace sufrir y gozar, de lo que repetimos y no nos damos cuenta, de aquello con lo que nos engañamos y acaba pasándonos factura y haciéndonos más desgraciados, aunque le echemos la culpa a otro. La conquista, en definitiva, de un saber que es liberador, aunque eso puede llevar cierto tiempo, y necesitar de cierta valentía.
¿Qué diferencia al psicoanálisis de otras disciplinas terapéuticas? Otros métodos terapéuticos están destinados a cerrar los ojos y a fomentar el no querer saber nada sobre nuestro kit de nacimiento, que no todo su contenido es grato. Pero, el hecho de que uno cierre los ojos no garantiza que nuestros dramas desaparezcan. Generalmente se promociona el no pensar y el no sentir demasiado, se promociona el cambiar los pensamientos por otros positivos, el tomar tal tratamiento para seguir adelante con la vida, el trabajo, el cuidado de los hijos, para aguantar al jefe o pagar las letras de la hipoteca. Esa es una opción, sin duda, muy respetable, pero hay quienes prefieren llegar más allá.
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