¿Tú eres más de vivir? ¿O eres más de pensar? Lejos de ser una moda pasajera, la tendencia más fiel año tras año seguida por la mayoría de los habitantes de este planeta, es en vez de vivir, pensar, o más concretamente estar enredados. Enredados en cuestiones de relevancia cuestionable: compararse con otros, examinar qué hacen o qué dejan de hacer los demás, cuestionar excesivamente el para qué se van hacer determinadas cosas... El coste que tiene estar enredados, es que mientras se está ahí sumergido, uno se está perdiendo vivir. Porque es vivir o pensar, son opciones excluyentes.
Vivir es del orden de las experiencias, no del orden del pensamiento. Así que se trata más bien de hacer. Es justamente en la toma de decisión y en la actuación donde una persona es más plena. Es como si estuviésemos desaparecidos y en ese momento álgido aparecemos. La plenitud de ser se alcanza haciendo. Estoy diciendo plenitud y no completud. Plenitud es un momento, algo pasajero. Y completud es algo acabado y perfecto.
Muchas veces lo más recomendable es ir contra corriente y saltarse las tendencias. Haz de tu vida lo que es, una experiencia única y no una pesada armadura de pensamientos.
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