Aprender inglés o saber cómo hacer un cuadro con texturas y relieves son algunas de las temáticas que se pueden estudiar en dos de los muchos talleres que imparte la Universidad Popular de Mijas (UP), creada en 1983 por iniciativa del Ayuntamiento de la localidad. A dichos cursos acuden alumnos de distintas edades, desde los más jóvenes hasta personas mayores, que deciden que nunca es tarde para ampliar sus conocimientos y, sobre todo, para pasar un rato agradable.
“Los jubilados son los que tienen más tiempo aunque hay gente de todas las edades porque ofrecemos talleres en horario de tarde y de mañana”, explica Lidia Romero, profesora de manualidades de la UP, quien lleva ocho años impartiendo clase en dicha universidad. “Mi madre ya ejercía como profesora aquí, se encargaba de los talleres de manualidades y de costura, es un don que me han transmitido desde casa, y aunque he estudiado Bellas Artes, he aprendido mucho de las creaciones e ideas de mis padres”.
En dichas clases los alumnos pueden aprender técnicas de craquelado, a utilizar el gel en cristal, y a hacer relieves o cuadros con texturas, que “enriquece mucho el trabajo. Intentamos sacarle provecho a las creaciones porque muchas veces no sabemos dónde ponerlos y así aprovechamos nuestra obra para algo útil, como por ejemplo hacernos un porta llaves”, manifestó Romero.
El taller de manualidades utiliza con frecuencia materiales de fuera de España para trabajar Según la profesora de la UP, en los talleres “se pasa muy bien, los alumnos vienen con mucha energía y ganas de trabajar, pero también de desconectar y tener ese ratito de distensión”. Para preparar la clase, Romero recopila todo tipo de utensilios. “A veces utilizamos materiales que vienen de fuera y tenemos que investigar los productos. Son muchas personas, cada una con trabajos distintos, por lo que hay que acordarse de muchas cosas. Siempre intentamos innovar para que haya más variedad y no trabajar siempre la misma técnica”.
Otro de los talleres que se imparten en la Universidad Popular es el de inglés, tanto nivel inicial como nivel medio. Su profesora, Rosario Gámez, está al frente de este curso desde 1996, por lo que cuenta con una amplia experiencia. “Empecé dando clases por las tardes a niños, después el grupo ha ido variando. Se amplió el horario y los niveles, y empezaron a venir más adultos”, explicó Gámez.
En los inicios, la mayoría de los alumnos eran españoles pero en la actualidad los grupos son más heterogéneos. “En los últimos años se han apuntado muchos extranjeros, ucranianos, chinos, rusos, franceses, marroquíes, que también vienen a las clases de español. Hay alumnos que compaginan los dos idiomas para poder facilitarles la inclusión laboral”, manifestó la profesora.
Son muchos los que aprovechan su situación de desempleo para aprender o perfeccionar su inglés en este taller, que se imparte tres veces por semana, una hora cada día. “Aquí en la costa se necesita este idioma para cualquier tipo de trabajo, independientemente del sector, por eso acuden a los cursos, que además son económicos”, dijo Gámez.
“Mucha gente viene porque dice que ha estado mucho tiempo dando clases pero realmente no son capaces de desenvolverse, y aquí tratan de ganar confianza y conseguir hablarlo”, según declaró la profesora, quien añadió que “el inglés tiene que concebirse como una necesidad, hay que quitarse los miedos a hablar”.
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