La solidaridad, comúnmente es entendida, como acciones tendentes a desprendernos de una parte material a favor de otro; o cuando realizamos gestos en los que el esfuerzo revierte en beneficio ajeno.
En el municipio de Mijas, los gestos de solidaridad son abundantes. El tejido asociativo está presente en colectivos lúdicos, deportivos, culturales, educativos, contabilizándose así hasta 140 asociaciones, que no son pocas. Otros colectivos que pueden perfectamente encuadrarse en este grupo de personas entregadas son Cruz Roja y Protección Civil, con muchos años ya de trayectoria y abnegación.
Ejemplos puntuales de ciudadanos, como la señora que recientemente ayudó, jugándose el tipo, a un policía local que estaba siendo brutalmente agredido, consiguiendo detener el ataque del villano. El grupo de vecinos que retuvo al tironero que robaba el bolso de otra señora, hasta la llegada de la policía local.
El simple gesto de denunciar por teléfono un accidente, una agresión de género, o el ejemplo que a diario ofrecen numerosas personas, normalmente de recursos limitados, que acuden a centros como Cáritas, ADE o el Banco de Alimentos, para ofrecer productos de primera necesidad o trabajar desde dentro, son dignos ejemplos de solidaridad.
Pero también es muy necesario denunciar públicamente la acción contraria, la insolidaria actitud de quienes contribuyen a que la colectividad participe de menor calidad de vida o incluso sea más pobre, tal y como se demuestra numéricamente.
Menor calidad de vida, cuando el propietario de un perro que defeca en la calle no recoge los excrementos, afeando el paisaje, propiciando la náusea, el resbalón e incluso poniendo en riesgo nuestra salud, por algún posible contagio.
Merma de calidad de vida, cuando un desaprensivo vierte escombros en el campo. Reducción de la mismísima libertad cuando un grupo de gamberros destruye mobiliario urbano o escolar, tal como parece haberse puesto de moda.
Y empobrecimiento colectivo, como cuando los ciudadanos no clasificamos para poder reciclar la basura, ocasionando costes tremendos a la recogida.
Cuando desaprensivos falsifican las placas de vado en su garaje, privando de ese espacio a conductores afanosos por dejar el volante y recuperar su autonomía más natural.
También cuando descubrimos que un 60% de los establecimientos mijeños carece de licencia de apertura, haciendo que los contribuyentes que sí lo son, puedan tener una merma a la hora de recibir servicios, por falta de recaudación, o lo que es peor, poniendo en peligro su salud o integridad, al no haber sido verificada la actividad acorde a la legislación de industria que deba de aplicarse, según cada caso, incluyendo la actividad deportiva de iniciativa privada.
Pero Mijas es rematadamente solidaria, 17 árboles de navidad, a partir de materiales reciclados, adornan las calles del pueblo esta Navidad.
Mijas es rematadamente solidaria, 17 árboles de navidad, a partir de materiales reciclados, adornan las calles del pueblo esta NavidadBuscando los valores de la idea, vemos el aspecto participativo de vecinos y asociaciones. Destacando el ahorro, el dinero que no se gastará en elementos ‘made in China’.
Ensalzando el medio ambiente, los árboles que no serán desgajados de sus raíces (aunque esto ya parece cosa del pasado). Estimulando la imaginación, la de quienes han ideado el adorno a base de cartuchos de caza, latas de refresco, envases de yogur o botellas de plástico.
Consiguiendo además una recaudación económica a favor del ya mencionado Banco de Alimentos. Y consiguiendo la mejor promoción turística de Mijas, cuando medios de comunicación de ámbito nacional se han hecho eco de la noticia, por original, ecológica, ahorrativa y solidaria.
¡Enhorabuena!
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