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Sábado 23/11/2024

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Una gran familia que rebuzna felicidad

En El Refugio del Burrito los rebuznos nocturnos son síntoma de la felicidad de sus habitantes: 72 burros, 11 mulos, un poni y una yegua han pasado a tener desde que llegaron a estas instalaciones de Fuente de Piedra una mejor calidad de vida.

En El Refugio del Burrito los rebuznos nocturnos son síntoma de la felicidad de sus habitantes: 72 burros, 11 mulos, un poni y una yegua han pasado a tener desde que llegaron a estas instalaciones de Fuente de Piedra una mejor calidad de vida.
Muchos de ellos han tenido una dura existencia marcada por el maltrato animal, el abandono o la desnutrición, últimamente, por razones económicas. Otros llegan allí para afrontar la jubilación que muchos desean después de miles de días de trabajo: una inmensa pradera llena de tranquilidad en la que coexistir con sus iguales. Es el caso, por ejemplo, del grupo de burros-taxi de Mijas jubilados que ahora campan a sus anchas en este peculiar hogar para asnos, que, como en todas las casas, tiene su rutina de tareas.
La asociación tiene otro refugio en Badajoz y un programa de asnoterapia “Por la mañana, limpiamos todos los corrales, se les da de comer y después ya empezamos a hacer pequeñas curas y controles y se les da la medicación”, explica Daniel Guerrero, jefe de Granja de El Refugio del Burrito. Ese es el día a día, pero a lo largo del año las actividades de esta asociación, que surgió como la primera subsidiaria de The Donkey Sanctuary, fundada en Reino Unido en 1969, van más allá. El Refugio del Burrito vela por el bienestar de los burros-taxi de Mijas, para lo que firmó un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Mijas a finales de 2013. De esta manera, realiza visitas de control y ofrece asesoramiento al Ayuntamiento y a los arrieros. Además, tienen otro refugio en Badajoz, donde actualmente tienen 174 burros, y un programa de asnoterapia en el zoo de Córdoba. No obstante, entre tanto quehacer su principal misión es una: dar protección y cuidado a aquellos burros que lo necesitan.
“Afortunadamente, los casos de maltrato cada vez se reducen más; en los últimos años nos llegan más casos por temas económicos que por maltrato”, apostilla Guerrero.

Collares con nombres
Los burros, no solo tienen un collar cada uno con su nombre para diferenciarlos (rojo en el caso de ellos y amarillo, en el caso de ellas), sino que conviven por grupos en praderas distintas según sus necesidades. Así, algunos necesitan coger peso, otros, perderlo y otros, por ejemplo, tienen ya una edad avanzada. Lo normal es que, si está bien cuidado, lleguen a los 40 años e, incluso, soplar las velas de los 45.
Quien quiera puede acercarse a Fuente de Piedra a conocer a esta gran familia, ya que el acceso es gratuito y se pueden realizar tanto visitas individuales como excursiones organizadas. No obstante, aceptan donaciones para subsistir. Para ello, también tienen un programa de apadrinamiento en el que están burritos con historias enternecedoras como las de Alicia o El Niño. Con una sola visita, se puede saber más sobre estos animales que no son tan tozudos ni están en peligro de extinción como se cree, aunque sí es cierto que corren peligro de desaparición algunas razas españolas. En El Refugio del Burrito no solo hay una amalgama de burros y once mulos, sino que también han abierto sus puertas a un poni y una yegua que fueron incautados por maltrato. 

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