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Viernes 01/11/2024

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Fiebre en los niños, ¿qué se debe hacer?

Cuando la frente de su hijo parece que va a empezar a arder, muchos padres se preocupan: Si el niño tiene fiebre, ¿está enfermo?

Cuando la frente de su hijo parece que va a empezar a arder, muchos padres se preocupan: Si el niño tiene fiebre, ¿está enfermo? La fiebre es una reacción de defensa del cuerpo muy efectiva, y por tanto en principio no tiene por qué ser mala. El sentido de la fiebre reside en la protección del sistema inmunitario frente a su lucha contra los agentes patógenos que provocan las enfermedades.

Si sube la temperatura corporal, se trata de una reacción de defensa del cuerpo ante una infección por agentes patógenos. El cuerpo intenta perder el mínimo calor posible, y estrecha los vasos sanguíneos de la piel, las manos y los pies. Además, pueden sentirse temblores musculares (escalofríos), con los que el cuerpo se empieza a calentar. Puesto que las defensas de los niños todavía no han tenido mucho contacto con agentes patógenos, su cuerpo reacciona ante las infecciones por medio de la fiebre con más frecuencia y acentuación.

¿A partir de cuándo se trata de fiebre?

La temperatura corporal normal ronda los 36,5- 37°C. Entre los 37,5 y los 38ºC, se habla de una temperatura ligeramente elevada. La fiebre comienza a partir de los 38°C. La fiebre muy alta en los niños comienza en los 40°C. La fiebre suele aparecer muy a menudo con resfriados y enfermedades infantiles típicas (como la varicela). Tras las vacunas, es posible que aumente la temperatura o que haya una fiebre moderada transitoria.

La fiebre no es una enfermedad. Aunque puede ser una señal de que existe una enfermedad latente y de que las defensas trabajan a todo gas. Puede que el niño tenga fiebre alta durante toda una noche, que al día siguiente esté bien de nuevo y que la enfermedad no llegue a manifestarse.

¿Es necesario bajar la fiebre?

No existe una temperatura concreta a partir de la cual se considere la fiebre como grave. Por tanto, no pueden hacerse recomendaciones comunes sobre la utilización de medios para bajar la fiebre. Una temperatura corporal elevada requiere de mucha energía, por eso muchos niños con fiebre se sienten débiles y cansados. Por lo general, suele ser mayor motivo de preocupación un niño apático con una fiebre moderada, que un niño muy espabilado con fiebre muy alta. Los padres deben bajar la fiebre:
-Cuando se reconocen espasmos febriles (convulsiones febriles).
-Cuando el niño parece cada vez más agotado por la fiebre alta y por lo tanto no puede beber lo suficiente.
-Si la fiebre alta persiste.

Son habituales las sustancias fáciles de digerir, como el paracetamol o el ibuprofeno, que pueden adquirirse en la farmacia sin receta. Pida consejo cuando vaya a comprarlas. Los medicamentos que contienen ácido acetilsalicílico (Aspirina) no deben suministrarse a los niños con fiebre, puesto que pueden desencadenar una enfermedad muy grave (el síndrome de Reye). Para contribuir al enfriamiento del cuerpo, pueden utilizarse adicionalmente baño tibio o 5 grados menos que la fiebre (nunca agua fría) o los paños húmedos en axilas, o ingles.

¿Se debe llevar al niño al médico?

La cuestión de llevar al niño al médico o no dependerá de cómo se encuentre. En este caso, la experiencia de los padres será fundamental. Los padres inseguros y angustiados que sientan que el niño está enfermo siempre deberán llevarlo al médico.

Se debe consultar al médico sin falta si el niño:

-Presenta fiebre alta durante más de tres días seguidos.
-No bebe lo suficiente, lo vomita todo o tiene diarrea muy líquida, ya que existe riesgo de deshidratación.
-Presenta un cansancio, debilidad prolongados, aún cuando baja la fiebre.
-Tan sólo tiene tres meses de edad o menos.
-Siente fuertes dolores de cabeza o el cuello rígido, por lo que el niño no deja que le inclinen la cabeza hacia adelante.
-Ya está recibiendo un tratamiento con antibióticos, pero sigue teniendo fiebre dos días después.
-Parece más enfermo, débil y adormecido en el plazo de pocas horas es decir, cuando su estado empeora rápidamente.
-Cuando presenta convulsiones febriles (muy diferentes de las normales tiritonas).

¿Qué pueden hacer los padres para que el niño esté bien?

Un niño con fiebre no tiene por qué quedarse necesariamente en cama, si es que prefiere jugar. Ese suele ser un síntoma de mejora. Tan sólo es importante que el niño lleve suficiente ropa cálida, pero sin excederse. El niño no debe sudar. Por ello, se deben evitar los esfuerzos corporales y el deporte. Un niño muy enfermo y con fiebre alta no tiene ganas de practicar ciertas actividades. Debe permanecer tranquilo para no desperdiciar innecesariamente más energía. Lo mejor que se puede hacer es observar cómo evoluciona su estado. Los niños con fiebre pierden muchos más líquidos que cuando su temperatura es normal, por tanto, deben beber mucho. Resulta útil ofrecer bebidas a menudo y estimular al niño para que beba. 

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