La proporcionalidad entre el número de cargos de confianza con que pueda contar un alcalde y la población a la que se sirve, el desahogo que esto aporta a quien tiene la alta responsabilidad, y la eficacia del desempeño de la gestión es, desde luego, una cuestión de calidad.
Calidad, entendida como la del servicio que prestan esos cargos de confianza en su desempeño. Confianza, de poder así resolver problemas que el sistema laboral instaurado a través de los funcionarios públicos, a veces, ha demostrado no ser suficiente.
Y eficacia, cuando quien ha sido designado para tal responsabilidad está sujeto a criterios no al uso en la Administración; trabajan como mínimo el doble, sin conceder al descanso prerrogativas tales como las tardes de cada día, los fines de semana, puentes, asuntos propios, festividades y generosas vacaciones.
Son logros sociales conseguidos, sí, pero en tiempos en los que había bonanza. Ahora toca apretarse, y de qué manera, el cinturón. ¡Estamos en crisis!, por si aún alguien no se ha enterado.
El nuevo equipo de Gobierno del Partido Popular ha aprobado sus primeros presupuestos, precisamente por la confianza que le ha otorgado el pueblo mijeño. Son 76,6 millones de euros para encarar 2012, frente a los 72,8 del pasado año. Sube el 5,2%, pero la población lo hace hasta el 6,3%.
Hay quienes piensan que tras los treinta y tres años de gobierno socialista, solo con un presupuesto estratégico, cargado de rigor y gestionado a lo largo de todo un año por gente muy comprometida que pueda sacar rendimiento hasta del último céntimo, se podrá corresponder a esa confianza depositada y, sobre todo, que dicho cálculo de ingresos y gastos sea eficaz.
Gestionar no es solo gastar mejor, como retirando el pago de competencias impropias que corresponden a otras administraciones; centralizando las compras aplicando método; o detectando crasos errores tributarios, de contratación de energía; también recaudando con inteligencia, como prueba la medida adoptada de congelación de IBI para los empadronados (aumentando de paso los ingresos del Estado a razón de 150 €/habitante), inspeccionando vados, ocupación de vía pública, licencias de aperturas e impuesto de construcciones.
Hace muchos años, se acuñó aquella frase de “Hacienda somos todos”; efectivamente, si todos contribuimos será menos pesada la carga, otro de los objetivos marcados por el equipo de Gobierno.
Comparando la gestión, el PSOE en Mijas liquidó el año 2010 con un déficit de 15 millones de euros; ahora, el Partido Popular cerrará 2011 con tan solo 1,5. En tan solo seis meses de gestión. Esto genera calidad y confianza, la misma que han recuperado los ciudadanos, los proveedores y los funcionarios.
Son logros sociales conseguidos, sí, pero en tiempos en los que había bonanza. Ahora toca apretarse, y de qué manera, el cinturón. ¡Estamos en crisis!, por si aún alguien no se había enteradoUn gasto que, sin duda, será aplaudido, por solidario y también necesario, los dos millones de euros para el programa de Renta Básica de Inserción, por el que se contratarán a 800 personas, con precario perfil laboral, durante un máximo de seis meses, con un sueldo aproximado de 500 €, para una jornada reducida de cinco horas.
Los presupuestos, en definitiva, los redacta el equipo de Gobierno, los aprueba el pleno, pero quien los hace son los ciudadanos, cuando pagan sus impuestos.
Noticia negativa para la democracia, como la crisis que atraviesa el PSOE mijeño con la salida de sus filas del concejal Tovar, avalada por parte de la militancia.
Comparando la gestión, el PSOE en Mijas liquidó el año 2010 con un déficit de 15 millones de euros; ahora, el Partido Popular cerrará 2011 con tan solo 1,5. En tan solo seis meses de gestión. Esto genera calidad y confianza, la misma que han recuperado los ciudadanos, los proveedores y los funcionariosEs opinable que con esta marcha haga entrega o no del acta de concejal al seno del partido, pero no es cuestionable la confianza que este edil pueda tener con sus hoy ex-compañeros, sobre todo dirigentes; algo solucionable con la reivindicada reforma electoral, donde la incorporación de listas abiertas conllevaría que los elegidos lo fueran por mérito propio más que colectivo, algo parecido al sistema de elección del Senado.
Cuestiones de confianza.
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