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Sábado 23/11/2024

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Suspensos por Navidad

Acaba el primer trimestre del año. Y otra vez más llegan las notas. Hay padres que dicen, “mi hijo me ha sacado una notas buenísimas”, o “mi hijo me ha suspendido dos asignaturas”. Esto que puede resultar una forma simpática de hablar tiene su importancia. Son muchas las veces en que no queda claro para quién se aprueba y de quién es el interés por aprobar. Es clave diferenciar de quién es el deseo.

Antes de recurrir al castigo o a las clases particulares, primero hay que valorar distintos aspectosAcaba el primer trimestre del año. Y otra vez más llegan las notas. Hay padres que dicen, “mi hijo me ha sacado una notas buenísimas”, o “mi hijo me ha suspendido dos asignaturas”. Esto que puede resultar una forma simpática de hablar tiene su importancia. Son muchas las veces en que no queda claro para quién se aprueba y de quién es el interés por aprobar. Es clave diferenciar de quién es el deseo.


Muchos padres ante las malas notas de sus hijos recurren al castigo. Así que muchos estas Navidad les quitarán la paga a sus hijos, les retirarán los videojuegos por un tiempo tan largo que ni ellos mismos se van a acordar, les dejarán sin entrenar un tiempo o incluso les quitarán definitivamente del deporte. La estrategia que toman muchos padres es infundarles motivación a base de apartarles de todo aquello que les gusta y beneficia. Tras un tiempo con esta práctica esos mismos padres se cuestionan: ¿si yo les castigo, por qué no reaccionan?


Antes de recurrir al castigo o a las clases particulares, primero hay que valorar distintos aspectos. Habrá que diferenciar si se trata de una cuestión de mala suerte, falta de esfuerzo, o es que ese chico no sabe aprender; también habrá que ver cómo es ese profesor y qué relación tiene el alumno con él; qué está ocurriendo en la vida emocional de ese estudiante, si tiene dificultades con los amigos, si está descubriendo sentimientos como el amor, la decepción, el miedo; o por ejemplo si es una personas que tiene problemas con el manejo del tiempo. También hay que tener muy en cuenta qué situación hay en la familia: si los padres son una pareja bien avenida, qué relación existe con los hijos, si en casa se favorece, se valora y se participa de los estudios de los chicos, si hay un clima de tranquilidad y paciencia o imperan las prisas, los nervios, y cierta despreocupación.


Hay que escuchar en cada caso qué nos está diciendo cada suspenso. Escuche también, lo que su hijo tiene que decir.
 

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