Seguramente alguna vez te has encontrado apurado, afligido, agitado, y has ido en busca de un buen amigo para encontrar alivio. Ese amigo, habrá derrochado paciencia, y te habrá escuchado atentamente, habrá tratado de darte su visión, algún consejo, y tras su charla para levantarte el ánimo habrá concluido: “hombre no te preocupes, eso es una tontería”.
Y es probable que eso mismo que te ha pasado frente a un amigo, también te haya pasado frente a tu madre, tu hermana, o tu novia. Y como consecuencia, tú habrás puesto todo tu esfuerzo en consolarte repitiéndote una y otra vez: “es verdad, eso es una tontería”, siendo el resultado nulo, y tu malestar con idas y venidas. Tal vez ni siquiera hayas intentado contárselo a alguien, porque eres tú mismo el que considera sus vivencias una tontería.
Lo que en apariencia parecen pequeños detalles, pueden tener una gran importancia Tendemos a considerar que todo lo que no es una enfermedad grave, una muerte o un accidente fortuito es una tontería. Pero esto no es exactamente así, y merece una consideración.
Todo aquello que ocurre en tu vida cotidiana –experiencias y emociones- forma parte de tu vida, y es importante, no hay que menospreciarlo ni ignorarlo por el hecho de no ser una desgracia. Muy al contrario, lo que en apariencia parecen pequeños detalles, pueden tener una gran importancia en nuestro ánimo.
Un psicoanalista está preparado para escuchar este malestar cotidiano, y ayudarte a encontrar un modo de habitarlo que te permita no sufrir.
Esos acontecimientos incómodos pueden perder carácter de urgencia, si tienes un criterio apropiado, o si tienes herramientas para poder pensar las cosas de otro modo.
Tu vida son tus vivencias, dale tu mismo la dignidad que se merecen, y ocúpate de ellas para tener una vida agradable.
Muchas de esas cuestiones que tratas de banalizar pero que acompañan tu vida cada día, pueden estar obstaculizando tus relaciones, o paralizando tu propio crecimiento.
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