Es agricultor, ganadero, fundador de bosques y divulgador medioambiental, ganador del premio Global 500 de la ONU (máxima distinción medioambiental a nivel internacional), además de ser el único español con dos premios nacionales de Medio Ambiente. Un currículo que describe a uno de los principales defensores de la naturaleza a nivel nacional. Invitado por Ecologistas en Acción Mijas para pronunciar una conferencia sobre el agua en el Teatro Las Lagunas, Joaquín Araújo defendió la necesidad de inaugurar una nueva relación con este recurso natural.
M.S. ¿Cuál es el principal asunto sobre el que gira su conferencia?
Joaquín Araújo. Trata sobre algo que, aunque está aparcado, no puede ser más importante para la sociedad: el agua, que forma parte de la intimidad de la vida pero también es el principal motor de la actividad intelectual, cultural, económica e investigadora. El agua es la columna vertebral de lo que somos los seres vivos en su conjunto; baste pensar que nuestros ojos son dos enormes gotas de agua y nuestro cerebro es un pequeño charco encarcelado en el cráneo.
Mijas Semanal. ¿Cómo es la situación actual de este recurso en nuestro país?
J.A. Vivimos en una situación de supeditación, de necesidad extrema. En la situación actual, el agua es lo más maltratado. No es que no sepamos valorarla, es que, en cualquiera de sus manifestaciones y lugares de presencia, es lo despreciado por esta sociedad. Ya sabemos lo que ha pasado en los litorales y la nueva ley de costas es más que inquietante. Los ecosistemas acuáticos de la Península Ibérica representan menos del 1% del territorio y también es lo más enfermo, nuestros ríos están en una situación preocupante.
Estamos en una dinámica de creciente escasez del agua y quizá sea más apropiado hablar de irregularidad en el suministro del agua, que se deriva de un pésimo trato al líquido vital que fomenta el cambio climático. Todo eso, desde un punto de vista científico, desde los medios de comunicación y el sistema educativo, es muy poco tenido en cuenta. Tampoco se valora lo suficiente como base de la producción del sector primario, ni desde el punto de vista jurídico, por las crecientes privatizaciones por parte de administraciones municipales. Es una tendencia mundial que el agua termine siendo algo con propietarios. En casi todos los aspectos, el agua tiene inquietantes perfiles y pretendo llamar la atención sobre sus funciones y sobre lo que deberíamos mejorar en relación a nuestras formas y maneras de servirnos de ella.
M.S. ¿Es posible cambiar las cosas a corto plazo?
J.A. Hace ya tiempo que es demasiado tarde para montones de cosas relacionadas con la conservación de los principios esenciales, los ciclos de la naturaleza y el paisaje. Sí que podemos hacer algo, es prioritario para muchas sensibilidades y sobre todo para una sociedad como la española, que tiene sobre sí la amenaza de ser la principal víctima del cambio climático.
Estamos en el frente de principal incidencia de las secuelas negativas del cambio climático; por tanto, tenemos que fundar una nueva relación con el agua, crear una determinada posición de reglas de juego. Se trata de fomentar una utilización acorde con nuestras necesidades, por decirlo de una forma muy poética, el agua tiene sed y lo único de lo que puede beber es de nuestro respeto.
M.S. Lleva muchos años divulgando su mensaje por todo el país y a través de diversos medios.
J.A. Llevo 45 años dedicado a cuestiones de defensa del entorno y la concienciación medioambiental, el agua y el bosque son los aspectos de la naturaleza a los que he dedicado más tiempo. Del agua, he escrito ocho libros, he hecho 16 películas y he pronunciado más de 200 conferencias, he participado en congresos nacionales e internacionales, he escrito manifiestos sobre el agua y tengo uno de los libros más entrañables y originales, un poemario sobre el agua escrito a mano.
M.S. También es usted fundador de bosques.
J.A. Aspiro a que un día se me considere fundador de bosques. Llevo plantados 24.000 árboles con mis manos y he inducido a varias instituciones públicas, como Caja Madrid, para que plantaran un millón y medio más, así que algún bosque anda por ahí creciendo gracias a mis iniciativas. Planto 1.000 árboles todos los años como una suerte de evolución de favores. El estar cerca del agua y de los árboles es absolutamente normal para mí, vivo cerca de la naturaleza cuando no estoy de predicador por ahí. Es muy satisfactorio ver crecer árboles que has plantado tú o acercarse a los manantiales de agua limpia a ver qué te cuentan.
M.S. Se le considera una de las personas más influyentes del país.
J.A. El diario ‘El Mundo’ hace una lista de las 500 personas más influyentes del país y estoy en ella desde hace unos ocho años. Yo no me lo creo, ya me gustaría, no tanto por mí, puesto que soy un comunicador y, si eres conocido, tienes más oportunidades de contar cosas. Si estuviera entre las personas más influyentes, hubiera podido parar algunos de los desacatos aberrantes hacia la naturaleza que se han hecho, o me habrían hecho más caso. He sido asesor de ministros y presidentes de bancos y mis recomendaciones fueron tiradas a la basura.
M.S. ¿Conocía antes Mijas?
J.A. Habiendo estado en casi todas las localidades de la costa malagueña dando conferencias, nunca había pasado por Mijas. Digamos que, aunque he pasado por el término municipal una docena de veces, me estreno en este municipio.
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