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Jueves 16/05/2024

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Tejer arte

Cerca de medio centenar de alumnos aprende a realizar tapices en la UP de Las Lagunas

Cerca de medio centenar de alumnos aprende a realizar tapices en la UP de Las Lagunas.

El taller de tapices de la Universidad Popular se encuentra comandado por Beatriz Mozún, con más de dos décadas especializada en este sector. Después de quince años como alumna, cuando se jubiló su maestra ella se convirtió en la nueva profesora, cargo en el que lleva ocho años.

“Me han gustado siempre los telares”, reconoce Beatriz, quien recuerda que dudó en convertirse en maestra del taller: “estaba en la bolsa de trabajo de Mijas y, aunque al principio tuve mis reticencias, ya que prefiero dedicarme a hacer tapices, finalmente acepté y comenzó una nueva etapa para mí”.

Cuando un alumno empieza su andadura, realiza en primer lugar telares más pequeños para saber cómo se coloca la urdimbre o hilos. Después, va conociendo los diferentes puntos. “En el caso de las alfombras, se emplean los nudos turcos cortados o sin cortar; si se desea elaborar un gobelino, tipo kilim con formas geométricas, se genera sin volúmenes; y luego se aprende a hacer con volúmenes, que son trabajos más artísticos pero no excesivamente complicado”, explica.

Los alumnos de este taller aseguran que existe un gran compañerismo entre ellos y un buen ambienteEl perfil de los alumnos de Beatriz es muy variado. “Tengo desde gente joven hasta una señora de 87 años a la que le encantan las clases; hay personas que son aficionadas, otras que buscan un pasatiempo; en fin, las motivaciones son variadas, pero coinciden en buscar una distracción que les relaje y les ayude a desconectar”, señala.

Angelines Mora es una de sus pupilas. “Llevo muchos años en el taller, al principio me apunté porque me llamaba la atención y después te envicias”, asegura. Angelines ni siquiera recuerda la cantidad de tapices que ha elaborado, de los muchos que ha confeccionado: “he regalado casi todos, solo me he quedado con uno que me costó mucho, tardé cuatro o cinco años en terminarlo”. Respecto a la enseñanza, añade que “cualquiera puede aprender, con paciencia se pueden producir grandes cosas”.

Nueve años lleva en el taller Encarna Gil. “Me encantan todas las labores y me apunté porque me picaba el gusanillo”, comenta. “Soy de Teba y, cuando regreso a mi pueblo, intercambiamos clases gratuitas en la Asociación de Mujeres Eugenia de Montijo, yo enseño lo que sé de tapices y ellas se centran en macramé o lagarteranas”, confiesa.

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