A lo largo de una vida, son numerosas las veces que uno se encuentra ante un conflicto: con la pareja, con el jefe, con los compañeros de trabajo, con los padres, con un profesor… Entendemos que el conflicto es un gradiente de situaciones que puede ir desde un sencillo apuro, a una situación desgraciada y de difícil salida. He aquí algunas recomendaciones:
1. Intente ver por qué se ha producido el conflicto: diferencia de intereses, incompetencia o actitud impositiva e intransigente por alguna de las partes, celos, pugna de poder, malentendidos. En cualquier caso, tenga siempre presente que uno puede verse envuelto en un conflicto de forma puntual, por mala suerte. Pero a veces, uno tiene un mal carácter que no se da cuenta de las tempestades que levanta.
2. Ante un conflicto, no se deje llevar por impulsos destructivos. Intente resolver el conflicto de forma constructiva; de esta forma, puede ser una oportunidad para crecer. Así evitará que la respuesta al conflicto se convierta también en un problema. Cuídese de tener el mal gusto de crear situaciones dramáticas. Tenga presente que tenemos tendencias inconscientes que nos hacen actuar de un modo que va en contra de nuestros propios intereses razonables.
3. No se exceda en pedir consejos para encontrar una solución. Porque lo que realmente hay que tener en cuenta es el deseo propio y la singularidad.
4. En ocasiones, cuando uno ya ha intentado distintas soluciones infructuosas, hay que considerar como solución la ruptura o el abandono. Abandonar no en todos los casos es de cobardes.
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