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Sábado 18/05/2024

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Una apuesta por el futuro de los tuaregs de Níger

La Asociación Amigos de Tabelot se encarga de comercializar en España y Francia joyas fabricadas de manera artesanal por la comunidad tuareg de Nabelot, en Níger. Gracias a su labor, unas 300 familias de artesanos pueden vivir con dignidad de su trabajo

Níger es uno de los países más pobres del mundo. En sus desiertos, vive una de las etnias más antiguas de África, los tuareg. Experimentados agricultores y ganaderos, son capaces de sobrevivir en las situaciones más extremas.

Hace seis años, no obstante, las condiciones climatológicas en las aldeas del Tabelot se tornaron muy adversas y las grandes sequías comenzaron a amenazar seriamente la pervivencia de sus habitantes. Al alcalde de la región, no dispuesto a que sus gentes murieran de hambre, se le ocurrió entonces enviar a uno de sus hombres, Ibrahim Aboubakar, a Francia.

En su equipaje, llevaba un cargamento de joyas elaboradas por artesanos tuareg que debía vender para ayudar a su tribu. La buena fortuna hizo que se cruzara en su camino con un buen hombre que le ayudó a iniciar el negocio.

Tres meses más tarde, Ibrahim se trasladó a Málaga, donde entró en contacto con Dora Mora que, enamorada de la cultura y la artesanía de esta comunidad tuareg, decidió fundar la Asociación Amigos de Tabelot y montar una cooperativa en esta región a fin de colaborar con su desarrollo sostenible.

El resultado es que, hoy en día, alrededor de 300 familias viven de manera digna gracias a la fabricación de joyas, perpetuando así una tradición orfebre que se ha transmitido de generación en generación.

Gracias a este proyecto, tanto Dora como Ibrahim transportan cada año un cargamento de joyas a Europa, que se encargan de comercializar en España y Francia a través, por ejemplo, de mercadillos solidarios. “Con los beneficios, se compran las materias primas necesarias y los artesanos pueden seguir trabajando”, explica Dora.

Otro de los cauces de cooperación se lleva a cabo con los centros educativos; se trata de que los alumnos comercialicen estas piezas a la vez que recaudan fondos para sus viajes y excursiones. Paralelamente, se ofrecen charlas en colegios e institutos para intentar que los jóvenes se sensibilicen con esta causa.

“Cuando la gente adquiere una joya tuareg, no solo consigue una pieza bonita, sino que posee algo exclusivo, único, con un significado e impregnado de la magia que desprenden los tuareg”, asegura Dora.

La fuerza de las joyas tuareg

La belleza de las piezas elaboradas por esta etnia ha conseguido encandilar a muchos. El área de Participación Ciudadana de la Diputación de Málaga, dirigida por Pilar Conde, cedió a Dora Mora una sala para que comercializara las joyas entre los empleados de este organismo. “La respuesta fue tan buena que, en menos de cuatro horas, se recaudaron más de 1.000 euros”, cuenta.

Además, el alcalde de Mijas, Ángel Nozal, ha invitado personalmente a Dora a vender las piezas en los distintos departamentos del Ayuntamiento.

Una larga tradición artesana

La fabricación de joyas es una característica inherente al pueblo tuareg que se ha perpetuado desde hace generaciones. Los artesanos de esta etnia han hecho de la plata el principal valor de su patrimonio familiar, puesto que las joyas sirven de ahorro y como cambio de divisa. Para su fabricación, se usan materiales nobles, principalmente plata, aunque también ágata negra u ónix.

Además, son en sí un mensaje críptico, puesto que cada diseño tiene un porqué y sus formas relatan anécdotas o hacen alusión a la historia de un pueblo o región. “Reflejan con sus joyas todo un mundo de tradiciones, sentimientos y valores”, comenta Dora.

Por ejemplo, la Cruz del Sur es un símbolo que se lleva colgado al cuello para no perder el norte. También existen collares para cada una de las esposas, amuletos para proteger a la familia o para que te acompañe la suerte. “Son auténticos artistas de la orfebrería. Cada pieza tiene un diseño único y transmite un significado y eso es algo que atrae mucho a la gente”, indica Dora.

En cuanto a los precios, las piezas de mayor tamaño rondan los 80 euros, mientras que se pueden adquirir joyas más pequeñas por tan solo 17 euros. En las tiendas, no obstante, la cantidad puede alcanzar el doble.
Junto a los orfebres, también hay artesanos tuareg especializados, por ejemplo, en el curtido de la piel.

La comunidad tuareg en Níger

Los tuareg u hombres azules del desierto, como se denominan a sí mismos, son una etnia presente en siete países africanos. Tradicionalmente nómadas, cuentan con la capacidad de extraer del desierto sus recursos más positivos.

Son agricultores y ganaderos, aunque también conforman un amplio gremio de artesanos especializados, por ejemplo, en la orfebrería o el curtido de la piel. Su sociedad es de tipo matriarcal, principalmente debido al largo tiempo que los hombres pasan en el desierto, lo que ha provocado que las mujeres sean el principal pilar en torno al que se articula la familia.

La esperanza de vida no supera los 46 años y el índice de mortalidad infantil es muy alto, lo que hace que las distintas esposas se apoyen entre ellas en cuestiones como la maternidad.
Uno de los principales rasgos de esta etnia es el gran respeto que profesan a sus mayores, a los que consideran sabios. En cuestiones religiosas, son musulmanes, pero no practicantes.

En cambio, muestran una creencia ciega en el gurú del pueblo y confían en los designios de los espíritus. En las aldeas de Tabelot, viven más de 4.000 tuareg distribuidos por amplias regiones. Frecuentemente, se les reconoce por su atuendo, casi siempre de un color azul que se les destiñe sobre la piel dando lugar a tonos muy particulares.

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