Cáritas surge en España en “los años del hambre”, en la década de los cuarenta, después de la Guerra Civil y durante el aislamiento de la Segunda Guerra Mundial, cuando los obispos ven el menester de atajar la acuciante miseria de las clases medias y bajas y lanzan una campaña nacional de caridad. Como organización con personalidad propia se constituye en 1957. Si en aquellos momentos su misión era fundamental, ahora no lo es menos. La actual crisis económica ha agravado la situación de muchas familias, que se ven abocadas a pedir ayuda a diferentes entidades sin ánimo de lucro.
El sábado 15 los voluntarios de Las Lagunas recogerán alimentos a las puertas de cinco supermercadosEn Mijas, existen tres Cáritas, una por núcleo. La más veterana es la de Las Lagunas, que nace en 1999. “Los párrocos son los presidentes de cada una y trabajamos estrechamente con ellos, en función de las necesidades de cada zona”, explica su directora, Marisa Peláez. “Nos nutrimos de donaciones: de socios y de las personas del barrio, que nos conocen y saben de nuestras necesidades”, continúa. Aparte de estos ingresos, realizan diferentes campañas anuales. “En estas fechas, los niños nos traen alimentos, en Cuaresma colocamos una cestilla en la iglesia y en la romería de la Virgen de la Paz montamos una mesita donde entregamos ropa nueva, que nos han regalado, a cambio de un donativo”, señala Marisa. “Ahora, en diciembre, tenemos la campaña de Navidad; el día 15, acudimos a las puertas de cinco supermercados -Hipercor, Mercadona de la Avenida de Mijas, Erosky de Las Lagunas, Euromarquet y Día- que nos han dado permiso para recoger los alimentos que los ciudadanos deseen darnos; eso sí, sin molestarles y les damos las gracias”, concluye. “Cuando terminamos este proyecto, nos centramos en los juguetes: viene gente que quiere regalarlos y les decimos los niños que tenemos registrados, así ellos pueden tener la ilusión de estrenarlos”, comenta Marisa.
Además, admiten ropa. “Una nos llega en buen estado y otra la reciclamos, no se tira nada”, subraya Joaquina Morales, una de las voluntarias. “Es cierto que ahora cada vez recibimos menos porque la gente no compra tanto y la que tienen la usan más”, finaliza. Y también ofrecen ropa de bebé. “Las mujeres embarazadas nos dicen cuándo salen de cuentas y unos quince días antes les preparo la canastilla con ropa de primera postura, biberón, chupete y mantita; cuando ya han dado a luz recogen una cuna o un carrito; claro, todo en función de lo que hay y piden”, indica María José Moreno, otra voluntaria.
Las integrantes de este núcleo afirman que cada vez acuden menos extranjeros y más españoles. “Nos encontramos con muchos casos extremos: padres que han avalado a hijos y ahora todos se ven en la calle, una madre que no tiene qué darle de comer a sus hijos y no tiene cita con la trabajadora social en dos semanas, gente que no puede pagar la hipoteca o el alquiler, abuelas que se hacen cargo de los nietos y se ponen a pedir en las entradas de los supermercados... se te cae el alma”, reconoce Rosario Bermúdez, que se encarga del servicio de acogida. En Cáritas trabajan conjuntamente con otras organizaciones como Cruz Roja y con los Servicios Sociales del Ayuntamiento. “La acogida se hace de forma íntima y los derivamos a las trabajadoras sociales; en casos de urgente necesidad, como en el pago de recibos, acudimos a Cruz Roja y al Consistorio para tratar de solventarlo”, aclara otra de las voluntarias, Angelines Maillo
En La Cala, funcionan de manera parecida. “Cada caso se registra de forma confidencial y en reuniones con las trabajadoras sociales intercambiamos opiniones”, dice la secretaria de Cáritas de La Cala, María Luisa Lasso.
La iglesia de Santa Teresa celebra un almuerzo el día 16 en CIOMijas a las 14 horas a beneficio de CáritasAparte, obtienen ingresos de las donaciones de turistas al Torreón de La Cala. “Ese dinero nos sirve para comprar comida perecedera, que también es precisa”, recalca María Luisa. Asimismo, recogen alimentos los miércoles en el Supersol del Bulevar y los sábados en el Zoco de Calahonda.
Y “en colaboración con la Asociación de Desempleados hay un puesto en el mercadillo caleño de los miércoles y en el de los sábados en el hipódromo, donde hay ropa y los beneficios se reparten con la familia que lo lleva”, expone el tesorero, Miguel Martínez, quien indica que tienen en mente realizar charlas en los colegios para que los niños conozcan su labor.
Sin embargo, en Mijas Pueblo se organizan de otro modo. “Es un núcleo pequeño donde nos conocemos todos y no hay gente de paso, por lo que las voluntarias nos repartimos las calles y los diseminados”, señala su directora, Josefa Quero. “No tenemos casa de acogida, las personas pueden acudir a la casa parroquial, donde nadie sabe a qué van”, incide.
“Lo más solicitado son recibos de luz, gas, seguros...”, comenta una de las voluntarias, Lola Cuevas, quien explica que, “a veces, ni siquiera esa persona sabe quién le ha pagado su deuda”. Cáritas se encarga de la barra del Carnaval y sus beneficios se destinan al proyecto de la casa de día para mayores. “Todo el mundo se vuelca, no solo en Carnaval, en cualquier actividad como, por ejemplo, en el caso de catástrofes naturales”, concluye Lola.
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