Es una seta fácil de reconocer por el gran tamaño del sombrero, de color blanquecino, que oscila entre los 10 y 25 cm de diámetro y un pie alto hueco y fibroso que puede alcanzar los 35 cm de altura.
A pesar de que presenta un característico sombrero más o menos aplanado y con un pequeño mamelón central poco levantado, cuando es joven y aún no se ha abierto es casi esférico y recuerda a la maza de un tambor. Destacan los restos de la cutícula en forma de escamas de tonos pardos que quedan adheridos al mismo. Su carne es muy blanca y suculenta, de olor y sabor suave y agradable.
Es frecuente y abundante en Andalucía, apareciendo en otoño en los claros de bosques de encinas, alcornoques o quejigos, así como en los pinares.
Es considerada como una seta excelente como comestible. Su recolección para consumo apenas entraña peligro para los iniciados dado que otras Macrolepiotas parecidas también son comestibles, si bien se aconseja no consumir ninguna menor de 8 ó 10 cm.
Su nombre Macrolepiota deriva del griego, que viene a significar lepiota grande y la especie procera, del latín, que significa alto o esbelto.
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