Hace cincuenta años un chico de Fuengirola daba sus primeros pasos en la Orquesta Municipal, hoy cumple sus bodas de plata con la música dejando en el camino doce discos con Los Gritos y cuatro en solitario. Después de tocar en medio mundo sigue dispuesto a hacer hablar a la guitarra mientras haya alguien dispuesto a escucharla. A sus 63 años Paco Doblas vuelve al Teatro Las Lagunas este viernes, y lo hace en “plenitud”, como él dice, dispuesto a pilotar para nosotros un nuevo vuelo sonoro por la historia de la música.
Mijas Semanal. ¿Artísticamente cómo está Paco Doblas?
“Con doce años, tras dos semanas de ensayos con la orquesta, sabía que sería músico toda mi vida”Paco Doblas. Estoy bien, creo que mejor que nunca, viviendo una etapa buena, en la que sigo haciendo mis conciertos, componiendo, mucho mejor porque con el tiempo uno consigue tener más dominio del instrumento y se atreve a más cosas. Por ejemplo, hace 36 años, durante una gira en Chile, hice ‘Saltos de Petrohué’, que siempre me acompaña en mis conciertos. Ahora, sería difícil para mí decir si esa obra es peor que la que acabo de tocar. No podría escoger la última por calidad, a pesar de que toque mejor que entonces.
Me encuentro muy feliz. Ahora salgo a hacer un concierto con los nervios de siempre pero con la satisfacción y la confianza de saber que las cosas están bien hechas. Es el disfrute de la madurez, me siento en plenitud, en la madurez de mi carrera.
M.S. ¿Echa de menos...?
P.D. Me gustaría tener más conciertos, siempre tengo hambre de tocar. De hecho, sigo tocando unas siete u ocho horas diarias, sigo disfrutando los temas de siempre como el primer día, un privilegio y una suerte que sé que tengo yo.
M.S. Entramos en intimidades, ¿Alguna vez ha sido infiel a la guitarra?
P.D. La relación no es con un instrumento u otro, es con la música, esta es un enamoramiento. Con doce años yo trabajaba en el Hotel La Concha y fui al cine Sohail, vi un anuncio que decía que se necesitaban personas para la banda de música y decidí apuntarme. Empecé a dar solfeo y, con doce años, tras dos semanas de ensayo con la orquesta, sabía que iba a ser músico siempre, disfrutaba de los pasodobles, tanto como disfruto hoy día de lo que hago. Era toda una experiencia, treinta y cinco personas tocando ‘España Cañí’ o ‘El Gato Montés’”, todavía lo recuerdo y me pone los vellos de punta. En la banda tocaba la trompeta. Para mí la trompeta era increíble, mi instrumento, hasta que conocí a Pepín Sierra, desgraciadamente fallecido hace tres meses. Él sí tenía una guitarra eléctrica. Nos conocimos por su padre, empezamos a tocar y un mes y medio después formamos el conjunto de Los Gritos, tres meses después tocamos por primera vez en público y un año más tarde me dedicaba absolutamente a la música, dejé mi trabajo en el Hotel La Concha.
M.S. ¿La evolución es evidente?
El Teatro Las Lagunas acoge el concierto de Paco Doblas este viernes, 28 de septiembre, a las 21 horas. El precio de las entradas es de 7 euros para el público y 3 para niños y jubiladosP.D. Mi paso por la banda de música me permite aprender dos años de solfeo, no mucho, y cinco años de trompeta que hago en dos años y medio. Avanzo mucho en poco tiempo. Con esa formación en Los Gritos yo estaba muy bien, me permitió hacer los arreglos de mi conjunto, por ejemplo, de ‘La vida sigue igual’. Nos presentamos con ese tema en el Festival de Benidorm de 1968 con una arreglo mío personal, no eran muchos conocimientos, pero sí suficientes. Siete años después ya no estaba con Los Gritos, estaba en Ámsterdam tocando con un conjunto. Un día andando por la calle vi anunciado un concierto de guitarra clásica y flamenca en el Concertgebouw. Me encontré a John Williams, el mejor guitarrista clásico del momento, y Paco Peña, un excelente guitarrista flamenco afincado en Londres, era un mano a mano. Por primera vez, escuché los clásicos, Albéniz, Granados, nunca había oído esa música, mi experiencia se limitaba a la banda de música y a Los Gritos, al haber absorbido el bagaje cultural de la movida de los 60. Pero mi nivel de conocimiento de la música clásica era bajo. El impacto fue tan grande que dejé mi banda y me volví para España. Vendí mi guitarra Fender, mi amplificador Vox, me compré una guitarra clásica y empecé de cero. Fue el año 76, desde entonces, no he parado de estudiar y tocar hasta llegar aquí.
M.S. ¿Qué vamos a ver en el Teatro Las Lagunas?
P.D. Un poco de todo. Música desde el siglo XVI y hasta ahora, del británico John Dowland, el mejor laudelista británico, del noruego Edvard Grieg, del alemán Buxtehude, etc., junto a los Falla, Albéniz, Granados, Piazzolla, además de unas cinco o seis obras mías, entre ellas las últimas. También traeré algo muy bonito que toqué en el funeral de mi amigo Pepín, una obra anónima de la música catalana que he rescatado con arreglos míos. Va a ser una mezcla fabulosa, desde el siglo XVI hasta nuestros días.
M.S. ¿Arreglando obras anónimas? ¿Sigue funcionando el laboratorio?
P.D. Ahora mismo estoy terminando una obra que me ha pedido el Festival de Composición de Granada, que será el próximo mes de noviembre. Me he propuesto terminarla, estoy en la mitad, espero tenerla lista para el Festival Andrés Segovia.
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