Seguimos recorriendo la decena de quioscos de castañas que este año podemos encontrar en nuestro municipio. Hacemos parada en Las Lagunas, junto a la parroquia San Manuel González. Los puestos, como este de Las Lagunas, se convierten no solo en un punto de paso donde pararnos y comprar castañas, sino en un lugar de encuentro para amigos y familiares, que aprovechan la tarde para echar un rato de charla como antiguamente era costumbre. Aquí, desde hace cinco años, nos atienden Gema Castañeda, sí, como lo oyen, Castañeda de apellido, y Cristóbal Moreno. “Siempre tenemos gente, la verdad, que les pongo sus sillitas…  vienen, se sientan aquí, se comen sus castañas. Aquí siempre hay ambiente, suben y bajan muchas personas y la verdad que estamos contentos”, nos cuenta Gema.  

 

En tardes como las de hoy son muchos los familiares y amigos que encontramos sentados alrededor del quiosco, como si estuvieran en la salita de estar de su casa, como nos cuenta Pedro Javier Mulero “nosotros nos ponemos aquí al lado de las castañas, disfrutamos de la compañía y del calorcito. Estamos aquí, entre familia y echamos el rato”. 

Y mientras Gema corta y despacha, Cristóbal se encarga de asarlas. “Las castañas que nosotros traemos se pelan bastante bien, las compramos donde hay que ir a comprarla, nos gastamos un poquito más dinero pero traemos un producto de calidad”, nos comenta Cristóbal mientras le da un buen meneo a la olla. “La verdad que ha sido este año bastante malo por la sequía, ahora están viniendo de Galicia e, incluso, de Portugal. Dentro de lo malo, no están saliendo bastante mal, están saliendo pilongas, se pelan bastante bien”, añade Gema. 

Las castañas, como todo, tienen su secreto para que salgan en su punto, ni crudas ni pasadas, y que además se puedan pelar bien. ¿Cómo se sabe que están ya listas para sacarlas del fuego y servirlas en los cartuchos? “Coges una castaña, la aprietas así”, explica Cristóbal cogiendo una castaña entre los dedos y apretándola, “si se abre es que está tiernecita. Se nota también en el peso, en el movimiento y el sonido que hacen al moverlas dentro de la olla se nota que ya están hechas”, añade Moreno con una castaña crujiente y bien asado en la mano. 

La visita al puesto de castaña se ha convertido ya en costumbre para muchos, como la pequeña Alma de Luna, que acompañada por su abuelo cada tarde va a por su cartuchito de castañas. “Me gustan muchísimo las castañas, no sé por qué, es que están muy buenas”, nos confiesa Alma con una sonrisa de oreja a oreja. 

 

En Las Lagunas, hay un total de ocho puestos de castañas asadas, en total en la localidad son 10, uno en el pueblo y otro en La Cala. El Ayuntamiento, a través del área de Vía Pública, les facilita la infraestructura: un quiosco y el acceso a la red eléctrica.

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