Necesitamos familias de acogida. Este es el llamamiento, y de urgencia, que hacen desde Hogar Abierto de Málaga al producirse un incremento de casos de retirada de custodias, abandonos y episodios de maltrato. Así nos lo transmite la psicóloga de la fundación, Antonieta Burón, quien manifestó ayer que “estamos haciendo un llamamiento para que todas esas familias que podáis albergar a un niño en vuestro hogar, que abráis vuestras puertas”.

Este colectivo trabaja en colaboración con la Junta de Andalucía en el acogimiento familiar, que otorga la guarda de un menor a una persona o familia, con carácter temporal. “En el acogimiento, yo quiero evitar que un niño esté institucionalizado y que se pueda criar en un entorno familiar en el que, por supuesto, lo voy a cuidar exactamente igual que cuidaría a mi hijo biológico”, dijo Burón. Su finalidad es integrar a estos niños en una vida familiar que complemente temporalmente a la suya natural, con independencia de que los padres estén o no privados de la patria potestad o les haya sido suspendida. Los beneficios, aseguran, son infinitos porque, “como decimos, siempre mejor en familia y a cualquier persona que le preguntamos qué es lo más importante en la vida de una persona, siempre, el 99%, dice que la familia, sabemos que es algo tan importante para el desarrollo personal de un niño, que tenemos que luchar para que estos niños puedan disfrutar de aquello que la vida, por diferentes circunstancias, les ha robado”, añadió la psicóloga.

Tipos de acogimiento y proceso

La fundación pide a las personas interesadas en el acogimiento que den un paso adelante y recuerda que está abierto a cualquier modelo de familia siempre que cumpla unos requisitos y pase un proceso de formación y valoración, procedimiento que dura al menos un mes. Una vez completado y aprobada la idoneidad de la familia, la Junta de Andalucía abona una prestación por los cuidados, que varía dependiendo del acogimiento, sea de urgencia, con una duración de hasta 6 meses de niños de entre 0 y 13 años de edad; temporal, con una duración máxima de 2 años; permanente, acogimiento que dura hasta la mayoría de edad; o acogimiento especializado, en el que atienden a niños con discapacidad o grupos de hermanos.

Hogar Abierto

Fue en 1998, cuando Hogar Abierto abrió sus puertas en Málaga. Su trabajo les ha convertido en pioneros en la atención inmediata. Actualmente, atienden a unos 240 niños y cuentan con 200 familias adscritas, pero, como han leído, necesitan más. Así que si se lo están pensando, no lo duden, porque, como destaca Burón, “nunca, va a saco roto, nunca, todo el tiempo que el niño ha estado en ese hogar es un tiempo que lo habéis protegido, que le habéis dado valores y que, además, lo necesitan; entonces, yo me quedo con lo que nos dicen las familias y tenemos familias que llevan más de 22 acogimientos”.

Si están interesados, pueden ponerse en contacto con la fundación en el teléfono 900 103 285 o a través de la web www.hogarabierto.org.

Familias de corazón

Ante esta urgencia, este martes fueron muchas las familias que se interesaron por el acogimiento. Aseguraron que llegaron motivadas en ayudar a estos niños pero también con dudas. Para resolver estas cuestiones, nada mejor que escuchar a una madre de acogida, Carmen, que lleva 14 años con hijos, como matizó, de corazón. 14 años ayudando a crecer, física y emocionalmente, a menores de corta edad. Durante este tiempo, por su casa, han pasado 11 niños, que se han sumado a sus dos hijos biológicos, que cuando formaron parte de este programa, tenían 11 años. “Los niños que yo he tenido han sido especializados o urgencias que se han convertido luego en temporales, o sea, que cada niño ha estado una media de tres años conmigo”, contó Carmen.

Su experiencia, afirmó, es “una forma de vida a la que te enganchas, que cuando la pruebas, ya no puedes dejar de hacer acogimientos; crea adicción porque es maravilloso, no es lo que das sino lo que recibes, es recíproco”. 

Las familias, destacó, aportan, ante todo, normalización a las vidas de estos niños, “una normalización de que hay unas comidas a unas horas, de que hay un tono de voz en la casa, que no es peleas, que no hay gritos, no hay palos, que no se levanta la mano, que todo se razona y tiene un porqué”.

También, aseguró, son ellos los que enriquecen la vida de la familia de acogida porque “mis niños, por supuesto, que han crecido en valores; cuando viene un niño, le hacemos un hueco en el ropero: venga… este sitio para el niño, esto para la niña, dónde va a dormir, en cuna o en cama... Todos participamos de esa llegada y cuando se van, tenemos que desvincularnos, aquí también la fundación nos ayuda para ello”. Algo que hoy, especialmente, agradece Carmen porque, después de tres años y medio, uno de sus hijos de corazón, porque tiene dos, se va. “Ya lloraré después y el llanto va a ser momentáneo, luego, será de alegría porque tú ves en el niño que se va que es otro completamente diferente al que llegó, porque cuando llegan con tantos problemas y se va de esa manera, yo me siento realizada con lo que estoy haciendo porque mi mano está un poquito ahí”.

Sus vivencias han servido para que muchas familias interesadas en el acogimiento familiar den el paso. Con sus palabras, algunos de los presentes a esta reunión se han decidido y se han dado cuenta que tienen mucho que aportar. Como es el caso de Alejandro Jesús Vilches, quien dijo que “me considero una persona muy cariñosa, mi pareja es una persona extremadamente cariñosa, somos ricos en valores, ambos somos sanitarios, entonces, estamos curtidos en ciertas especialidades tanto de trastornos de autismo, down, etcétera”.

Seguro que Alejandro lo hará bien como padre de acogida. Desde aquí le deseamos mucha suerte y esperamos que otras personas sigan sus pasos para convertirse en padres y madres de acogida, en familias de corazón.

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