Ayer se estrenó en el Teatro Las Lagunas el cortometraje ‘El silencio de las palabras’. Producido y realizado por el taller de Artes Escénicas de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de Mijas-Fuengirola, es un proyecto que surgió de la obra que el pasado diciembre los alumnos de este taller representaron sobre las tablas, una historia que mezcla drama con humor y optimismo y que, como dijo su director, Antonio Martín, también profesor del taller, ofrece una “visión diferente de la enfermedad del cáncer, con el fin de mirarla a través de las emociones, del sentimiento, de lo que un paciente puede puede sentir y lo que puede emocionar, no solo por la enfermedad, sino por todo lo que conlleva padecerla”.
Rodado íntegramente en localizaciones de Mijas, a lo largo de tres semanas, como son la plaza de toros, el faro de Calaburras o los jardines de La Muralla, el cortometraje ha sido posible por el apoyo que el Ayuntamiento mijeño, a través del área de Servicios Sociales, ha aportado mediante una subvención a este taller de la asociación. Incluso el edil de Servicios Sociales, Hipólito Zapico (PSOE), hace un cameo en uno de los momentos de la historia.
En este sentido, el alcalde de Mijas, Josele González (PSOE), presente en el estreno, afirmó que “nos pareció una idea muy innovadora que nos llegó al Ayuntamiento por parte de esta asociación que tiene esa especial sensibilidad, no solo con sus usuarios, sino también para traer propuestas nuevas, diferentes, para de alguna manera dar estímulo a los pacientes que desgraciadamente sufren cada vez más españoles”.
Algo que la presidenta de la AECC Mijas-Fuengirola, Paula Casas, agradeció al consistorio ya que “esta subvención hace que los pacientes disfruten de estos talleres, que son para ellos una terapia estupenda que les mantiene activos y con la mente abierta”.
La experiencia del rodaje ha sido muy positiva para todo el equipo y beneficiosa en cuanto a salud se refiere, porque está demostrado que este tipo de actividades influye para bien en la recuperación de los pacientes, como es Teresa Tiana, una de la participantes: “este tipo de actividades aportan muchísimo, porque cuando te dicen la primera vez que tienes cáncer te asustas, pero la realidad es que luego, al estar tratando con gente que tienen lo mismo que tú, hay una sincronía y un compañerismo muy mágico que nos ayuda a todos a seguir adelante y afrontar la enfermedad con optimismo”.
El poder sanador del arte es conocido, un efecto medicinal que en este caso se suma a un poderoso espíritu de comunidad que da voz al silencio de las palabra gracias a colectivos como la AECC que nos recuerda que ante esta enfermedad nadie está solo.
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