El parque María Zambrano de Las Lagunas fue el pasado viernes 14 de abril testigo de una nueva edición de la Gratiferia, un encuentro vecinal que gira en torno al reciclaje colaborativo. Y es que con la llegada del buen tiempo viene el, para algunos, temido cambio de armario, un momento en que nos damos cuenta de los errores cometidos a la hora de comprar algunas prendas por culpa de la moda, pero también una ocasión perfecta para hacer limpieza y darles una segunda vida gracias a iniciativas como esta.

Una de las promotoras de la Gratiferia en Mijas, Susana Cortés, explicó que este movimiento “consiste en crear espacios de encuentro donde poder reutilizar los residuos que tenemos en casa, dándoles una segunda vida y creando un sistema colaborativo y más sostenible”.

Esta fue la quinta edición ya de la Gratiferia en nuestra localidad, que se viene realizando cada nueva temporada, y sirve, además, para concienciar sobre hábitos de consumo perjudiciales y para unir a colectivos solidarios, como recordó la presidenta de la Asociación de Vecinos María Zambrano Sector 31, Charo Cortés: “la Gratiferia es una fiesta de convivencia que no es un trueque, ya que las personas pueden traer lo que no necesitan y llevarse lo que sí, pero también puedes venir y no traer nada y llevarte algo, o al revés”.

Ropa, libros, enseres, menaje… cualquier cosa que nosotros no necesitemos puede ser de mucha utilidad para otras personas. Así que hagamos como Marie Kondo y despidámonos con agradecimiento de ese juego de mesa que tanta diversión nos ofreció, pero al que ya no jugamos nunca, y démosle un nuevo hogar.

Para el primer teniente de alcalde de Mijas, José Carlos Martín (Cs), “este es un buen mecanismo para, precisamente, vaciar nuestro armario y, sobre todo, para que podamos ofrecer a los demás que puedan aprovechar la ocasión para llevarse algo para su casa, algo que necesiten y les pueda ser de utilidad, al tiempo que se crea conciencia medioambiental”.

En cuanto al edil de Vía Pública mijeño, Nicolás Cruz (PSOE), con este movimiento se “crea una cadena de favores y se genera ese trasiego de ropa de vestuario que no utilizamos pero que está bien para que otros puedan utilizarlo con el aliciente, además de que es gratuito y muchas familias pueden ver aliviada su carga económica”.

Como ven, una manera sencilla de reutilizar los recursos del planeta, de concienciar, de sentirnos mejor con nosotros mismos y de crear comunidad, ya que los vecinos estrechan lazos de una manera mucho más cercana con este tipo de iniciativas.

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