Hasta última hora hemos estado pendientes de la celebración del Vías Crucis en Las Lagunas. Finalmente este año sí ha sido posible (el año pasado se limitó a la lectura de las 14 estaciones en la misma parroquia), pasadas las 19:30 horas, a las puertas de la iglesia San Manuel González todo el cortejo estaba ya preparado para comenzar el recorrido, tras la bendición del párroco don José María Ramos, que recordaba que esta escenificación es “un camino de oración, basado en la meditación de la pasión y muerte de Jesucristo”.
A las puertas de la casa hermandad comenzaban las estaciones de la cruz, en una escenificación en la que feligreses y vecinos daban vida a los diferentes protagonistas que participan en las catorce estaciones que representan diferentes momentos en el camino de Jesús desde su condena hasta su muerte y sepultura (Cristo es condenado a muerte (1ª), Jesús es cargado con la Cruz (2ª), su primera caída (3ª), se encuentra con su Santísima Madre (4ª), Simón de Cirene es obligado a cargar la cruz (5ª), la Verónica limpia el rostro de Cristo (6ª), su segunda caída (7ª), su encuentro con las mujeres de Jerusalén (8ª), su tercera caída (9ª), Jesús es despojado de sus vestiduras (10ª), su crucifixión (11ª), su muerte en la cruz (12ª), su cuerpo es bajado de la cruz (13ª) y, por última, su cuerpo es colocado en el sepulcro.
Un recorrido que partía desde el templo lagunero, para dirigirse a la calle Fucsia, pasando por la avenida de Los Lirios, y que hacía parada en cada una de las estaciones para brindar la oportunidad a feligreses y vecinos de meditar sobre el dolor y sufrimiento que Jesús sufrió por amor a la humanidad. Paradas que se han ido distribuyendo por las calles del barrio de los santos: San Benjamín, San Cecilio, la Plaza de Mijas, San Matías, San Carlos, San Javier, San Valentín hasta llegar a los jardines de la parroquia San Manuel González, convertida en el monte Calvario. Desde su salida hasta la última escena, decenas de personas, en silencio y respetuosamente, han acompañado al Vía Crucis.
La Hermandad de Jesús Vivo, Nuestra Señora de la Paz y Nuestra Señora de la Piedad recuperaba así este Jueves Santo su tradicional escenificación. El hermano mayor, Manuel Ordóñez, que ha participado dando vida al Mal Ladrón, Gestas, al final del Vía Crucis agradecía a todos, actores y público, su entrega para que Las Lagunas haya podido disfrutar un año más con la escenificación. “Hasta última hora muchos vecinos no nos confirman si pueden o no participar, pero al final siempre de una manera u otra hacemos nuestro Vía Crucis, es algo muy de este barrio de Las Lagunas”, señalaba el hermano mayor, quien añadía que “este año ha estado muy bonito, se han volcado con la hermandad y en la calle, yo creo que los que hemos participado lo hemos hecho con mucho sentimiento, como debe ser, y también agradecer todos los vecinos que nos han acompañado”.
Esta cita es un acto religioso con mucho arraigo en Las Lagunas, ya que se realiza desde incluso antes de la creación de la propia parroquia, desde hace unos 40 años. “Cuando yo llegué en el año 1985 ya los vecinos celebraban este Vía Crucis viviente, es lo único que había entonces; y han seguido haciéndolo hasta el día de hoy, yo desde entonces estoy caminando con ellos, haciendo el Vía Crucis con ellos”, recordaba el párroco lagunero, José María Ramos, quien señalaba que esta escenificación “se ha hecho con mucha dignidad y el respeto de la gente y eso es lo que cuenta”.
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