Antes conocida como Cytinus ruber (por su color rojo) pero desde poco se la considera una subespecie de Cytinus hypocistis, diferenciándose claramente en el color blanco de sus flores, en vez de amarillas. Es una planta perenne, carnosa y sin clorofila, dado que es parásita. Sus tallos floríferos tienen un aspecto mazudo, pudiendo aparecer en solitario o en pequeños grupos.
Las hojas son rojas, imbricadas y oblongas, que cuando se abren dejan al descubierto hasta 18 flores blancas, de las cuales las superiores o internas son masculinas y las inferiores o externas son femeninas. La inflorescencia surge de la tierra como si fuera un hongo, y que sólo es visible durante la floración (entre abril y mayo) ya que el resto del año esta planta parásita se aloja bajo tierra unida a las raíces de su hospedador, principalmente jaras de color rosado como es la jara blanca (Cistus albidus).
Suele encontrarse en zonas de matorral donde el bosque de encinas y alcornoque se ha aclarado, así como en los bordes de caminos y taludes, tanto en zonas a nivel del mar como en altitudes de hasta 1200 metros, siempre en el piso termo-mesomediterráneo de ombroclima seco. Su distribución es circunmediterránea, desde Portugal a Turquía y de Marruecos hasta el Líbano, así como las Islas Canarias y Baleares. En la península se presenta dispersa por la zona Sur y de Levante y ausente en numerosas zonas de interior.
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