A la hora prevista, las puertas de la casa hermandad de Jesús Vivo, Nuestra Señora de la Paz y Nuestra Señora de la Piedad se abrían para dar paso a la cruz guía; un gesto que despertaba el fervor de los laguneros allí presentes y que anunciaba el inicio de la procesión. El Cristo de la Unión, acompañado de la Virgen de la Piedad desde que esta fue bendecida en 1992, bajaba, tras el guión y el estandarte de su sección, las escaleras de la casa hermandad. Ya en el exterior, la Agrupación Musical de Las Lagunas lo recibió entonando el Himno de España. 

Dos años sin haber vivido este momento por las restricciones sanitarias que hacían que la emoción estuviese más a flor de piel. Tras Él, portado por hombres y mujeres de trono, se formaba, precedido por su estandarte, el cortejo de la Virgen de la Paz, que aparecía de negro luto a hombros de los hombres portadores de trono. Fue en ese instante cuando se vivió uno de los momentos más emotivos del Viernes Santo de Las Lagunas, cuando se le hacía entrega a Diego Morales, quien fue mayordomo del trono de la Virgen de la Paz durante muchos años, un cuadro con un martillo de la hermandad. Un emotivo gesto que arrancó lágrimas y numerosos sentimientos encontrados. Su mujer, Carmen, daría el golpe de campana para iniciar el camino de Nuestra Señora de la Paz hacia la avenida de Los Lirios, mientras que el primer toque de campana del trono del Cristo de la Unión y la Virgen de la Piedad lo daba otra hermana, María Hevilla.

Ambos tronos lucían la bandera de Ucrania y luto por los fallecidos, según avanzaba el hermano mayor, Manuel Ordóñez, quien afrontaba su segunda salida procesional en el cargo pese a que tomara posesión en 2019 debido a las restricciones sanitarias por la pandemia de la COVID-19. Entre el cortejo procesional, además de los miembros de la hermandad y de la parroquia de San Manuel González, los nazarenos, en gran parte niños y niñas; la Agrupación Musical de Las Lagunas; policías locales escoltando el trono del Cristo de la Unión; mujeres de mantillas y autoridades; entre ellas, el alcalde de Mijas, Josele González (PSOE), junto al primer teniente de alcalde, José Carlos Martín (Cs) y miembros del equipo de gobierno, y el portavoz del Grupo Municipal Popular, Ángel Nozal.

Tras la avenida de Los Lirios, donde le cantaron una improvisada saeta al Cristo de la Unión, la procesión, cambiando su recorrido con respecto a 2019 y retomando un antiguo itinerario, se dirigió a las calles Azucena y Violeta, la avenida Las Margaritas, y las calles Río Lanjarón y Tulipán para regresar, de nuevo por avenida de Los Lirios a la casa hermandad, no sin antes encontrarse ambos tronos frente a frente a las puertas de la iglesia de San Manuel González. Sin duda, otro momento de pasión de este Viernes Santo en Las Lagunas, cuando los dos tronos casi se rozan mientras hombres y mujeres los mecían. Momento también para contemplar algunas de las novedades que la hermandad ha lucido este año, como la restauración del cajón del trono del Cristo de la Unión, la cartelería del trono de la Virgen de la Paz, los arcos de campana o las campanas de los ordenantes de la procesión.

Tras este emotivo encuentro de los sagrados titulares, los tronos se dirigieron hacia la casa hermandad, donde, tras cuatro horas de procesión, se encerraron con la esperanza puesta de muchos laguneros en volver a vivir un Viernes Santo como este el próximo año.
 

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