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Miércoles 24/04/2024

Quico Porras, mostrando una de las figura de animales que colecciona.

Este vecino aprovecha cada rincón de su local para colocar sus colecciones.

Porras adquiere personalmente casi todos los objetos aunque también recibe donaciones de amigos y familiares.

El local se ubica en calle Río Campanillas, en Las Lagunas.

Porras dedica muchas horas a esta afición, que le viene de niño.

Reportajes

Quico Porras convierte un local de Las Lagunas en un gran museo de las colecciones

  • Este vecino de C/ Río Campanillas recopila miles de objetos, entre mecheros, figuras de animales, barajas de cartas o cromos

Desde niño, dedica su tiempo libre a adquirir estos artículos, cuidando y ordenando al detalle todo lo que colecciona

Pocos conocerán que en el núcleo de Las Lagunas contamos con un gran museo de colecciones de lo más variopinto. Se ubica en un local de calle Río Campanillas y pertenece a Quico Porras, un vecino que, desde niño, se dedica a reunir y clasificar todo tipo de objetos, desde mecheros y figuras de animales, hasta barajas de cartas, bolígrafos o cajas de cerillas.

A sus 57 años, Porras puede asegurar que su afición preferida es buscar y encontrar objetos curiosos, antiguos o casi exclusivos. Y podríamos decir que tiene casi de todo aquello que se puede coleccionar. “Empecé coleccionando calendarios y monedas antiguas, luego llaveros y mecheros, y cada día tenía más, hasta que un día tuve la oportunidad de comprar este local, donde me paso horas y horas, pero me encanta y me da mucha tranquilidad ordenar las figuras, limpiarlas y crear espacios para colocarlas”, explica. 

Entre sus colecciones más numerosas, dispone de 14.000 mecheros, 13.000 llaveros, 5.000 barajas de cartas y miles de figuras de plástico de la marca alemana Schleich, su favorita.

 
  • Porras dedica muchas horas a esta afición, que le viene de niño.

También guarda especial cariño a una recopilación de cromos antiguos de los yogures Danone, todos ellos sin estrenar. “Muchos los he ido comprando luego o me los han ido dando, pero lo que más me gusta es que en cada sobre viene el precio, cuando costaba 2,50 pesetas, cuando después subieron a 5 pesetas…”. 

Como imaginarán, el valor de todas estas colecciones, entre las que también se encuentran tazas, botellas de cerveza, imanes o vehículos Hot Wheels, es incalculable. “Creo que me volvería loco si echara cuentas de todo lo que tengo, pero no es lo mismo ir día a día que, de repente, comprar una colección entera”, argumenta. 

Según Porras, buena parte de todo lo que posee ha sido adquirido personalmente por él, “y nunca a través de Internet”, recalca. También encuentra verdaderas joyas en las llamadas convenciones de coleccionismo, “donde llevo mis figuras repetidas y las cambio por otras, y así vamos luchando”. 

Otras veces, son los familiares, amigos y vecinos los que le ayudan a seguir manteniendo esta curiosa afición que, por ahora, no tiene fin. Y aunque sean colecciones privadas, Quico Porras abre las puertas de su museo particular a todo aquel que quiera visitarlo. “Para mí es un orgullo mostrar lo que tengo y siempre me agrada que la gente lo valore”, reconoce.