La Concejalía de Cultura arranca una nueva temporada de talleres con dos propuestas que, este fin de semana, han ido orientadas a potenciar la artesanía. El sábado 25, el patio de la Casa Museo acogió un taller de iniciación al esparto. Todo un éxito teniendo en cuenta que “en poquitas horas se cubrieron las plazas; muy contenta de ver que hay un interés por seguir aprendiendo lo que es una de las partes de nuestra cultura como es el esparto, tan nuestro. Además de aprender este oficio tan bonito, vamos a poder seguir transmitiéndolo para que no se pierda”, apuntó la concejala de Cultura, Verónica Ensberg (PSOE).
Sonia Lekuona, artesana textil y dedicada también desde hace unos años al mundo del esparto, impartió el taller, en el que los alumnos aprendieron a elaborar una tinajera, una especie de cesta que se usa para conservar patatas, cebollas o cualquier otro alimento similar. Para Lekuona, el objetivo de este curso es “que se viera que sigue trabajándose el esparto y que la gente que quiera dedicarse a ello tenga una continuidad. Espero que alguna de las alumnas sea más receptiva y quiera continuar o tenga más curiosidad y lo propague”. Según explicó, el esparto no es un material fácil de trabajar. “Hay que mojarlo, es muy duro y necesita pasar por muchas fases desde que se recolecta. Además, a la hora de trabajarlo por primera vez, tiene unas puntadas y una forma de coser diferente al textil, pero cuando le coges el truquillo, vas ideando en tu cabeza y se pueden hacer muchas cosas”, explicó.
Una de las alumnas del taller fue Lourdes Díaz, la talabartera del Centro de Recuperación Artesanal de Mijas Pueblo. Díaz confesó que empezó hace unos meses a trabajar el esparto de manera autodidacta. “Estaba haciendo cabecitas de burro. Pero de ahí no pasé y he aprovechado este taller para hacer otras piezas y ver también si mis puntadas estaban bien dadas o no”, apuntó. Y es que aunque Mijas lleva el esparto en su ADN, al parecer hay pocas empresas y artesanos que se dediquen hoy en día a este oficio. Así lo contó otra de las participantes, Sonia Molina. “Buscaba unas persianas de esparto para mi casa y me ha sido bastante difícil encontrarlas, siendo el esparto un oficio tradicional de Andalucía. Así que vi el taller y me ilusionó mucho poder hacer algo yo”, explicó.
Para la concejala no adscrita Esperanza Jiménez, también alumna del taller, este tipo de iniciativas “son muy importantes, más que nada para que no se pierda el esparto, porque hay muchos oficios artesanos que se están perdiendo”. El domingo 26, el fin de semana dedicado a la artesanía continuó con un taller de pintura de azulejos. Poco a poco, Cultura va recuperando sus cursos gratuitos con ciclos vinculados a disciplinas como el cine, la fotografía o la cultura saludable.
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