Incidiendo en la iniciativa solidaria ‘La voz del paciente’, nosotros, hoy, hemos escuchado la voz de Lázara Leiva, enferma de alzhéimer a punto de cumplir 79 años y usuaria de AFAM y de las terapias que se imparten en su centro de día, a donde llegó, hace un año y medio, deprimida, con la noción completamente perdida y sin apenas autonomía, en silla de ruedas. “Yo venía que no sabía dónde estaba”, nos comentaba Lázara.
Agravada por la enfermedad, entró a formar parte de la familia de AFAM. En su este centro, empezó a recibir toda la atención terapéutica que la asociación ofrece, incluidas las clases del taller de estimulación cognitiva, que, asegura Lázara, le han devuelto su memoria. “Oh, una cosa, yo ya lo hago todo y me acuerdo de todo, por ejemplo, yo no sabía dónde estaba mi madre enterrada y ahora sí lo sé”, destaca la paciente.
Lázara ha recuperado sus recuerdos, los de corto y, ya ven, los de largo plazo. Y es que con estas terapias, trabajan en las áreas cognitivas que se encuentran afectadas y mantienen o mejoran las que aún conservan logrando frenar su enfermedad y los síntomas que puedan derivar de la misma. Su familia, dice, está encantada con su asistencia al centro. “Mi hijo dijo: ‘mi madre está ahora muy bien, vamos a dejar que siga viniendo’, porque yo antes estaba siempre en el hospital de Marbella y ahora estoy muy bien”, apunta. Hasta físicamente, manifiesta, ha mejorado. Ha recuperado su movilidad y, pese a una pequeña molestia en las rodillas, indica, no le duele nada. “Eso tiene pase”, dice. El cambio, subraya, es visible. “Yo vine aquí sin saber multiplicar y ahora sé; es un cambio fabuloso, en bendita hora vine aquí”, concluye esta mujer que el 30 de octubre cumplirá 79 años y es, le podemos asegurar, la alegría de la clase.
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