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Martes 07/05/2024

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Tiempo de conexión de los hijos, principal causa de conflicto entre las familias españolas

Si se le pregunta a cualquier familia con hijos adolescentes cuánto tiempo dedican a la tecnología, probablemente la respuesta sea “mucho”.

M.Fernández. Si se le pregunta a cualquier familia con hijos adolescentes cuánto tiempo dedican a la tecnología, probablemente la respuesta sea “mucho”. Pero ¿cuánto? ¿Lo justo para no ser preocupante? ¿Demasiado como para empezar a preocuparse? ¿En la media de los amigos? La cuestión es que los niños de hoy usan la tecnología en su vida diaria para prácticamente todo. Y no nos engañemos, los adultos también.

Entonces, llegados a este punto, al igual que nos preocupamos por los deberes de los niños, su alimentación, sus horas de sueño, los amigos, sus hobbies... los profesionales insisten en que también hay que dedicarle tiempo a la educación online. “Lo que es evidente es que si vamos a vivir con la tecnología, es imprescindible alfabetizar digitalmente a los niños”, opina Maialen Garmendia, profesora de Sociología de la Universidad del País Vasco y una de las integrantes, desde 2006, del equipo español de la red europea de investigación EU Kids Online. Y, por cierto también, madre de un niño de 15 años que, como la mayoría, también usa “mucho” el móvil.

EU Kids Online es una red de investigación multinacional que busca mejorar el conocimiento de las oportunidades, los riesgos y la seguridad ‘online’ de los niños europeos y de sus familias. En la actualidad trabaja en más de 30 países. “Llevamos más de 15 años investigando y hemos podido comprobar que en general han podido variar los usos de la tecnología, incluso este escenario pandémico que estamos viviendo, nos ha llevado a intensificarlo, pero es curioso ver cómo las tendencias no cambian tanto”, explica Garmendia.

“Yo recuerdo que cuando empezamos a investigar lo que más valoraban los adolescentes de internet, ya en el 2006, era que es un espacio de sociabilidad, para estar en contacto con sus amigos. Y eso no ha variado”. La investigadora reconoce que ahora la diferencia es enorme en cuanto a dispositivos, pero el motivo principal para usar la tecnología sigue siendo el mismo. Antes los niños tenían que buscar un ordenador para conectarse y hoy llevan prácticamente un ordenador en su mochila.

Uno de los datos que aporta una de las investigaciones realizadas por EU Kids Online entre las familias españolas, detalla precisamente el tiempo que los niños dedican a las pantallas. Una media diaria de algo más de tres horas; 4,1 de media en el caso de los adolescentes de 15 a 17 años. Y es importante a tener en cuenta que este dato es de 2019, por lo que cabe pensar que hoy los datos pueden ser aún mayores.
Otra cifra interesante es que las principales preocupaciones de los padres españoles son que un desconocido se ponga en contacto con su hijo (79%), su rendimiento escolar (78%), que otros menores traten de una forma desagradable a su hijo (77%) y su salud (70%). Y las tres causas más frecuentes de conflictos familiares en nuestro país son el tiempo que pasan los hijos conectados (58%), hacer los deberes (48%) y la hora de irse a la cama (45%). Por el contrario, las tres menos importantes son: cómo se visten, el dinero y lo que hacen con sus amigos (20%).

 

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Mediación parental
Los estudios realizados por EU Kids Online también apuntan que solo un 12% de los padres encuestados afirma que sus hijos les hablan de las cosas que les molestan ‘online’. Por el contrario, cuando se les pregunta a los menores, ellos tienen una percepción muy positiva de la ayuda y el apoyo que les brindan sus padres. Por supuesto, también expresan mucha confianza en sus amigos. “Un elemento importante a la hora de que los hijos oculten un problema puede ser el miedo a la restricción que le impongan los padres respecto a la tecnología”, aclara la investigadora. Así, “los adolescentes primero tienden a compartir sus problemas con sus amigos, pero si el problema es serio, se lo comunican a sus padres porque saben que los van a apoyar y les van a responder”.
Ante este escenario y dada la importancia de crear un clima de confianza en la familia, los profesionales insisten en que hay que introducir, si no se ha hecho ya, la mediación parental como parte de la rutina familiar. “Nos referimos al papel que desempeñan los padres de supervisión general del uso que hacen los menores de internet”, explica Garmendia. Y entre las distintas estrategias de mediación parental que existen (las habilitantes, las restrictivas, las de monitorización y las técnicas o filtros”, la profesora recomienda las habilitantes, “que consisten en compartir actividades online con los hijos, hablar del uso que hacen de la red... Es adoptar un papel de apoyo a los menores, de acompañamiento positivo”.

Porque para la profesional la excusa ya algo añeja de algunos padres de tener miedo a lo desconocido “es ya algo muy viejo”. “Debemos ser realistas y asumir nuestros límites”. Si los hijos son más hábiles que los padres en temas tecnológicos, “nosotros podemos ayudarles a que tengan un sentido más crítico, enseñarles valores, que contrasten las fuentes, ayudarles a hacer búsquedas... Y esa mediación parental debe empezar desde edades tempranas. Nunca sabes dónde se van a meter los niños. Hay que acompañarles y apoyarles”.

“¿Y usted? ¿qué le parece el tiempo que su hijo dedica a la tecnología”, le preguntamos a la docente. “Me gustaría que dedicara más tiempo a la lectura, pero creo que la adolescencia es una edad difícil y al final creo que siempre queda algo de nuestra participación en su educación, va quedando ahí un poso y yo confío en que, pasada esta edad crítica, las cosas vuelvan un poco a su cauce”, reconoce.

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