Marina Prieto. El Programa Aula de Convivencia Alternativa, más conocido como ACA, retoma su actividad este mes de octubre por tercer año consecutivo. Esta iniciativa, gestionada por el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Mijas y Cruz Roja, trata de mejorar el comportamiento de los jóvenes que han sido expulsados de los centros educativos mijeños por mala conducta. Como novedad este curso el consistorio ha habilitado un aula más amplia en la sede de Cruz Roja, en Las Lagunas, para así asegurar las medidas de seguridad frente a la COVID-19. Además, también se ha puesto a disposición la opción de trasladar a los usuarios de Mijas Pueblo y La Cala hasta Las Lagunas en lugar de que vayan los monitores a los núcleos.
De esta manera, cuando un alumno comete una falta grave en su instituto y es sancionado con la expulsión durante un periodo de tiempo, sus tutores legales pueden autorizarles para que asistan a esta aula en la que monitores les ayudan a reflexionar sobre su conducta conflictiva a través de actividades y talleres. “Este programa es una alternativa que ofrecemos a estos jóvenes para que puedan ocupar el horario de clase haciendo actividades que tienen como objetivo reconducirles y que no vuelvan a repetir sus conductas”, explica el concejal de Servicios Sociales, Hipólito Zapico (PSOE). “Realizamos las tareas académicas que ellos traen, pero también talleres en los que trabajamos las emociones, la salud, la sexualidad, tema de drogas, reflexiones, gestión de conflictos… Todo enfocado a que estos chicos no vuelvan a reincidir”, añade Claudia Torres, monitora de Cruz Roja.
Según el departamento de Servicios Sociales, de los 76 alumnos que participaron el curso pasado solo dos volvieron a reincidir, lo que, aseguran, “demuestra” la eficacia de la iniciativa. “Este programa está evitando que los chicos reincidan. Estamos muy satisfechos con la gestión que está teniendo. Los centros educativos también manifestan su contento y nos trasladan que ACA está generando una actividad muy positiva en los jóvenes que provocan conflictos en los centros educativos”, concluye Zapico.
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