F. M. Romero. Las almendras garrapiñadas y su elaboración artesanal son un símbolo de Mijas desde que unos visionarios artesanos instalaran sus primeros puestos a pie de calle a comienzos de los años 70. Juan Moreno, Juan Porras, José López Reyes son algunos de los nombres de estos visionarios que dieron origen a una tradición que, hoy en día, se mantiene viva gracias al relevo generacional. Un elemento que, de este modo, se ha ido convirtiendo en una insignia puramente mijeña que el Ayuntamiento de Mijas, a través del área de Turismo, quiere impulsar con una campaña de promoción.
Así lo ha hecho saber esta mañana el alcalde de Mijas, Josele González (PSOE), que junto al edil de Turismo, José Carlos Martín (Cs), se ha reunido con la plana mayor de estos artesanos que endulzan con sus almendras garrapiñadas el aire de Mijas.
Para González este empuje es “primordial para cuidar nuestras tradiciones, ponerlas en valor, protegernos también de aquellas multinacionales que quieren hacer las cosas parecidas a como nosotros lo hacemos, pero que nunca le pondrán el mismo sentimiento y la misma tradición que nuestros artesanos”.
Además “lo vamos a hacer de una manera muy novedosa”, continua el primer edil, “con unas postales en las que aparecen los diferentes dueños de los puestos de almendras garrapiñadas que hay en la localidad, y un mapa de dónde está cada uno de estos puestos ubicados”.
Una postal diseñada en conjunto con los dueños de estos puestos y en los que están representados los seis propietarios. También, como recordó Martín, “el Ayuntamiento facilita una bolsa de papel, respetuosa con el medio ambiente, en la que se ha unificado la imagen de los puestos de almendras y con las que servirán sus productos”.
Esta campaña está dentro del “Plan Estratégico de Turismo, en el que la gastronomía mijeña tiene una peso muy importante, y donde las almendras garrapiñadas son un claro exponente de nuestra tradición”, concluyó el concejal.
Para Juan Moreno, dueño de uno de los puestos, esta campaña de promoción “es una cosa muy bonita porque se reconoce el trabajo que desde hace más de 40 años llevamos haciendo en el pueblo, además, de este modo”, continúa Moreno, “se reconoce también a los que hacemos esta labor de manera artesanal, que es la mejor manera de tomar almendras garrapiñadas”.
De igual forma piensa José López Reyes, otro histórico del gremio, quien además recuerda que sus almendras “no son naturales, sino ecológicas, sin ningún aditivo y hechas en perolas de cobre que es donde se tienen que hacer”, sentencia.
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